sábado, 22 de agosto de 2015

NUEVOS CAMPAMENTOS.

Un elemento completamente nuevo que surge es el hecho de que en algunos lugares la inmigración está jugando un rol decisivo en ello. Por ejemplo, en Antofagasta tres de cada 10 pobladores provienen del extranjero (especialmente colombianos, bolivianos y peruanos)... Un reciente estudio realizado por la organización no gubernamental Techo revela que en los últimos cuatro años las familias que viven en campamentos aumentaron de 27 mil a 34 mil.

Datos relevantes que aparecen en el estudio dan cuenta de la alta concentración en niños pequeños -uno de cada tres tienen entre cero y 14 años-, el bajo nivel educacional -el 66% de las personas mayores de 19 años que están en esa situación no ha terminado la educación escolar- y el analfabetismo, que llega al 12,4% (frente al 2,5% nacional).

Un elemento completamente nuevo que surge es el hecho de que en algunos lugares la inmigración está jugando un rol decisivo en ello. Por ejemplo, en Antofagasta tres de cada 10 pobladores provienen del extranjero (especialmente colombianos, bolivianos y peruanos).

En la década de 1940, con el aumento sostenido de la migración del campo a la ciudad por razones laborales, surgieron las "poblaciones callampas" (por su rápida aparición y expansión); esto es, conjuntos de casas precarias en terrenos ocupados por personas sin posibilidades de acceder a una vivienda.

Los progresos hechos por el país permitieron avanzar sustancialmente en la erradicación de estos verdaderos guetos. Incluso en el gobierno anterior se llegó a plantear la meta de erradicación total de campamentos. Sin embargo, no resultó fácil la eliminación de los últimos conjuntos, especialmente por la falta de terrenos aptos para construir las viviendas y por la falta de acceso de estos pobladores a los subsidios, en contraposición con quienes viven en calidad de allegados.

En la actualidad, sin embargo, se ha generado una situación nueva en este ámbito, la que está marcada por la relación entre la precariedad de la vivienda y la inmigración. El ejemplo de los colombianos en Antofagasta se repite en otras comunas, como Quilicura, que han visto crecer fuertemente el número de haitianos. Frente a esta situación, es claro que las normas que hoy rigen en inmigración son anacrónicas no solo por la falta de agilidad y dignidad en el modo en que son tratados los extranjeros en los trámites en Chile, sino que por el deficitario control de las fronteras. Es sabido que la falta de integración de los inmigrantes hace muy probable el surgimiento de conflictos sociales, tal como está ocurriendo en Europa.

En este sentido, para erradicar sus campamentos, Chile debe avanzar en paralelo en dos ámbitos. Por una parte, debe volver a poner en valor el sentido de terminar definitivamente con la indignidad que representa la precarización de la vivienda a través de un plan ambicioso, que debiera coordinarse entre el Ministerio de la Vivienda y el Ministerio de Desarrollo Social. Por otra parte, Chile debe contar con una legislación moderna que fortalezca las instituciones para la inmigración, en reemplazo de la que actualmente rige, que data de 1974.

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