domingo, 30 de agosto de 2015

LAS MUJERES MAS OLVIDADAS

Nada puede reemplazar la profundidad y la calidez de una relación íntima. Somos seres sociales hasta el último día de nuestras vidas. La necesidad de alguien que nos auxilie y la indefensión son propias de dos momentos de nuestra vida: la niñez y la vejez.

No obstante, no importa cuán aparentemente civilizada sea una sociedad, son los ancianos los más propensos a la soledad, a esa soledad que tiene lugar cuando la persona es expulsada porque parece no tener mayor valor. No cabe duda que esa soledad es la más terrible de todas. Este lento pero inexorable proceso de exclusión  le ocurre más a las mujeres que a los hombres. Así lo ha constatado un interesante estudio hecho en Madrid: El 67% de las personas mayores que sufren aislamiento social son mujeres.
¿Por qué insistimos en ver a los ancianos como seres anclados a su pasado, con un presente efímero e inútil y un futuro inexistente? ¿Es nuestra alma tan capitalista que a estas personas que ya no pertenecen al mundo productivo las exiliamos sin a Seamos francos, este es la razón por la que las necesidades de la tercera edad no figuran como prioridad en la agenda política del gobierno, basta ver lo que ocurre con la Ley de Dependencia pero ¿por qué muchos ciudadanos de a pie actúan con igual frialdad ante un ser que debe sentir que entre ella o él y los demás los separa una abismal distancia?

Aun recuerdo la ola de calor del verano de 2003. En esa tórrida estación murieron 17.000 ancianos en toda Europa. No creo que haya que ser psicólogo, psicoterapeuta o psicoanalista para ver lo preocupante de esta cifra.

Las altas temperaturas contribuyeron a sus muertes pero pregunto, no solo como psicólogo sino como persona sensible, ¿no contribuyó en igual medida la soledad?

No hay comentarios:

Publicar un comentario