sábado, 22 de octubre de 2016

¿ POR QUE LA MUNICIPALIDAF ES DECISIVA .?

José Miguel Insulza :

De las instituciones públicas del régimen democrático, el municipio es la más cercana a la vida cotidiana de la gente. Los estudios más modernos consistentemente identifican al alcalde, en el espacio de cada comuna, como uno de los dos personajes más conocidos por la población.

De las instituciones públicas del régimen democrático, el municipio es la más cercana a la vida cotidiana de la gente. Los estudios más modernos sobre la relación entre ciudadanos y autoridades consistentemente identifican al alcalde, en el espacio de cada comuna, como uno de los dos personajes públicos más conocidos por la población, casi en el mismo nivel del Presidente de la República.

La razón es obvia. El municipio es, por su situación territorial y por su entidad institucional, la institución más directamente ligada a la vida cotidiana de las personas. Cosas tan esenciales y diarias, como la limpieza y el alumbrado en las veredas, los espacios recreativos, el estado del pavimento, se unen a aspectos tan esenciales como los consultorios de salud, la calidad de las escuelas e incluso la seguridad, como exigencias dirigidas al municipio y al alcalde, que es visto como principal responsable, incluso de asuntos que no dependen solamente de él. El juicio sobre los ediles se hace día a día: las exigencias de pronta atención, calidad de servicios, atención de necesidades urgentes y transparencia en la gestión son severas, porque al fin y al cabo los representantes municipales están a la mano y la gente lo sabe.

En un tiempo en que la exigencia de descentralización del poder en la República es vista como un aspecto esencial de la democracia, un buen municipio es la forma de descentralización más antigua y más cercana al ciudadano de a pie. Si los municipios funcionan bien, muchos de los problemas que serían a primera vista locales o regionales ni siquiera llegan a ese nivel. La democracia, a nivel regional y nacional, descansa sobre estructuras comunitarias capaces de gestionar. Y, para quienes quieren fortalecer la participación, no cabe duda de que el municipio proporciona las mejores condiciones para la práctica de formas más directas de democracia.

Si estamos de acuerdo en todo lo anterior, es difícil entender la falta de atención efectiva que se presta, en un período de elecciones comunales, a los problemas reales del municipio. Solo esporádicamente los dirigentes nacionales se refieren a los temas del municipio: a la falta de urbanización que afecta a vastos sectores de las ciudades; al funcionamiento y recursos de los consultorios de salud, a la educación aún municipalizada, a las actividades de los municipios para beneficio del adulto mayor y tantos otros. Muchos dirigentes nacionales han preferido interpretar la próxima elección comunal como un preludio a las campañas presidenciales y parlamentarias de 2017.

Sin embargo, son muchos los alcaldes y los nuevos candidatos los que han formulado nuevas propuestas audaces, y obtenido resultados importantes para sus ciudadanos. El ejercicio que concluye será recordado entre otras cosas por las farmacias y ópticas populares nacidas en Recoleta y extendidas a muchas otras comunas, por el éxito de San Ramón, que saltó 20 lugares en el Índice de Calidad de Vida y, en general, por las numerosas muestras de iniciativa y creatividad que han dado nuestros alcaldes en gran número de municipios del país; así como por las ideas novedosas que se proponen hoy al calor de la elección. Para ser alcalde o concejal, ya no basta con administrar, hay que ser capaz de crear, de tener iniciativa, y muchos lo están demostrando.

Por cierto, el endémico desfinanciamiento de las comunas -a la gran mayoría de las cuales la ley asigna una cantidad de tareas muy por encima de los recursos de que dispone para cumplirlas- sigue siendo un problema principal. El Fondo Común Municipal, dispositivo que permite transferir fondos excedentes de un pequeño puñado de comunas de muy altos ingresos a un largo número de municipios con déficits endémicos, no es respuesta suficiente a las condiciones de desigualdad en que se desarrollan las comunas del país. Baste recordar que muchas, con mucho esfuerzo, apenas consiguen dotar a sus escuelas de un presupuesto por alumno que no alcanza a la décima parte de lo que destinan las comunas más ricas. Algo similar ocurre con la salud e incluso con la seguridad pública, tema en que algunos municipios pueden dotar a Carabineros de otros elementos con sus propios recursos y crear sistemas adicionales de vigilancia, mientras otros carecen de elementos de protección suficientes.

En suma, esta campaña municipal no es un simple preludio para otras batallas electorales. Concurrir a votar y elegir a los mejores no es solo una obligación democrática, es también una necesidad para los ciudadanos y ciudadanas de las comunas del país que requieren imperiosamente los mejores gobiernos comunales para el mejoramiento de su condición de vida.

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