jueves, 3 de septiembre de 2015

LA INTANGIBILIDAD DE LA VIDA

Desde mi posición de profesor de Derecho Comparado en los Estados Unidos, quisiera reafirmar lo dicho por Hernán Corral en su última columna, cuando escribe: "El escándalo de Planned Parenthood nos sirve, además, para comprender que lo que (Chile) deberá votar próximamente no es el aborto para casos dramáticos y excepcionales, sino el quiebre de un principio fundamental en un Estado Democrático de Derecho: el de la intangibilidad incondicional de la vida de todo ser humano. Roto ese principio, se emprende un camino que puede conducir a los horrores de la más retrógrada barbarie".

Los videos del Center Medical of Progress muestran claramente la corrupción del sentido moral de muchos médicos y líderes de Planned Parenthood, porque los oímos hablar de ventas de hígados, brazos, piernas y cabezas humanas como si fueran carne de vaca, y podemos ver las manitos y otras partes del cuerpo de seres humanos que estaban por nacer. Pero nos engañamos si pensamos que esta corrupción se debe solamente a la tentación del lucro y que podríamos evitarla prohibiendo todo comercio con seres humanos abortados.

Como dice bien Corral, la corrupción de nuestro sentido moral se debe a una razón más de fondo: la pérdida "de un principio fundamental en un Estado Democrático de Derecho: el de la intangibilidad incondicional de la vida de todo ser humano". En términos simples, si se aprobara una ley que permitiera intencionadamente matar bebés humanos alegando "muy buenas" razones, emprenderíamos un camino indefinido en busca de otras razones que se calificarían también de "muy buenas".

Agregaría algo que el columnista no menciona. No es solamente la intangibilidad de la vida lo que está en juego. La aprobación del aborto en los casos propuestos en Chile quiebra también una obligación que se radica en el sentimiento instintivo de cada mamá y papá ante la presencia de su bebé: el deber fundamental humano de responder al prójimo necesitado y vulnerable con preocupación y ayuda. La propuesta ley chilena indicaría que se puede responder al prójimo, bajo extrema necesidad, con un cuchillo. Así se pierde no solo el Estado Democrático de Derecho, sino también el Estado Social.

Richard Stith
Profesor
Escuela de Leyes, U. de Valparaíso (Indiana)

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