miércoles, 22 de junio de 2016

RACIONALIDAD CANSADORA

"La vida nos empuja cada día más a ser racionales. No serlo es algo parecido a estar loco. Porque es cierto que el mundo funciona con normas y códigos de conducta basados en la experiencia razonada de cada cultura. Pero también es cierto que el mundo está muy poco feliz... y no tan cuerdo como creemos o queremos".

Paula Serrano
La vida nos empuja cada día más a ser racionales. No serlo es algo parecido a estar loco. Porque es cierto que el mundo funciona con normas y códigos de conducta basados en la experiencia razonada de cada cultura. Pero también es cierto que el mundo está muy poco feliz... y no tan cuerdo como creemos o queremos.

¿Y qué hacer con el inconsciente, que todos tenemos, el propio y el colectivo, donde ni siquiera hay lenguaje ni lógica capaz de describirlo plenamente?

Una alternativa es domesticarlo. Eso es difícil, pero si podemos lograrlo vamos a sentirnos más seguros y vamos a ser muy lateros. Porque cada vez que asome lo que no tiene la lógica imperante, van a sonar las alarmas. Y ante el peligro, se clausura la sorpresa.

Otra alternativa es tenerlo prisionero, por períodos más o menos largos, y asegurarnos así de que la promesa de libertad lo mantenga en buen comportamiento. Es un enorme gasto de energía. Cuidar a un prisionero y mantenerlo contento ha llevado años de experimentos, ninguno conclusivo y todos muy caros. Mal negocio, pero pagar por la seguridad es algo razonable.

Lo otro es eliminarlo. Esta alternativa es casi imposible. Tal vez los monjes que meditan 24 horas y viven lejos del mundanal ruido, consigan creer que ha muerto. Pero la verdad... no muere.

Propongo invitarlo a ocupar un espacio. Diseñar un rincón para él. Un rincón cómodo, cercano. Que nos permita conocerlo, hacernos amigos, distinguir bien sus obsesiones y fragilidades, distanciarlo del concepto de enemigo.

Porque nuestras pulsiones, nuestros traumas, nuestra historia y nuestras experiencias mudas son parte de nosotros. Y está bien que existan partes de uno mismo que no nos gusten, pero otra cosa es estar en guerra con ellas o hacer cuenta que no existen.

Lo propongo porque puedo ver el esfuerzo que hacemos por ser "normales", el cansancio de este esfuerzo, pero en particular, me asusta la falta de originalidad que nos define más y más. Y mi experiencia es que a menor temor de ser, mejores somos. Creo que necesitamos energías para buscar caminos propios y no usar la que tenemos en caminar por los ajenos.

El inconsciente es un mundo fascinante, loco y profundamente humano. Los invito a conocerlo.

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