Por: Luis Antonio Heredia Gonzales.
La derecha goda sigue en el poder, el reciente proceso electoral así lo confirmó, justamente a vísperas del bicentenario, y si esa derecha peruana pro virreinal, colonial en sus propósitos y vocacionalmente entreguista, le toca escribir el correspondiente homenaje, entonces, existe la probabilidad que continúe tergiversando sobre la gesta independentista.
El fujimorismo sin reparo y disimulo es el odriismo del siglo XXI, constituye el legado de aquellos gobiernos que mantuvieron al Perú tal y como lo dejaron las huestes realistas, tiene como aliado lo más rancio de la política nacional; herederos de ese derechismo godo que se opuso a la independencia.
SE JODIO E PURU
¿La historia se repite?
En ese contexto: qué podrán decir por el bicentenario, qué le podrán decir a escolares, universitarios y a todo el mundo, qué dirán… acaso serán capaces de revelar a los cuatro vientos que sus ancestros se opusieron a la independencia (Goyeneche, Vivanco, etc.), rechazaron toda vinculación con la gesta de Túpac Amaru, que luego se sintieron ajenos y hasta contrarios con lo sucedido en las Provincias Unidas de Buenos Aires, ojalá tengan la decencia de decirlo.
Como sabemos; la aristocracia limeña criolla que gobernara en la República no hizo nada por la independencia, sus literatos añorarán el pasado colonial (Felipe Pardo y Aliaga) y sus teóricos responsabilizarán a cholos e indios del subdesarrollo (Clemente Palma). Ensalzarán a Pizarro y minimizarán a Atahualpa, reconocerán con total discreción la gesta de San Martín y Bolívar, encumbrarán a Manuel de Vivanco y Mariano Ignacio Prado para luego amparar a dictadores como Sánchez Cerro y Oscar R. Benavides, perseguirán a César Vallejo, José María Arguedas y Ciro Alegría, pretendieron destruir lo mejor y se aliaron a los peores.
Entonces desde esa perspectiva ¿podemos pensar que preferirán verdades históricas en conmemoración del bicentenario? Por supuesto que no.
La derecha peruana -hasta en tiempos de la República- consideró que la independencia del Perú fue una obra de masones –e indirectamente – cosa de los antipáticos jesuitas, para luego ser hostil a cualquier cambio o reforma que haga parecer al Perú una nación de verdad, un país forjado en la institucionalidad y los derechos civiles ejercidos a plenitud.
Si el fujimorismo vuelve a gobernar, ese sueño de perpetuidad de la derecha peruana más zafia se haría realidad, llegar al bicentenario con el retorno de la mafia fujimontesinista es reivindicar nuestro pasado vergonzante, le diremos al mundo que el Perú es un país socialmente lisiado, con vocación de república bananera y adicto al entreguismo más depravado.
Peruanos, ¿es justo conmemorar nuestro bicentenario gobernados por una mafia?, solo el pueblo decidirá si perpetuamos ese legado republicano de miseria moral y corrupción, a pesar del poder mediático que respalda a la Keiko Fujimori con todos sus periodista de pacotilla.
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