sábado, 30 de abril de 2016

ABORTO Y VIOLACION.

En relación con este tema, la escritora Isabel Allende nos ha mostrado en toda su crudeza (columna de ayer) una cara de la moneda: los horrores que sufre la niña abusada, que llevará en su seno por largos meses al fruto de una violación. Quiero invitar a doña Isabel a que, por un momento, se asome a mirar la otra cara de la moneda: la del niño inocente e indefenso, ese que a los pocos meses de desarrollo se alegra cuando reconoce la voz de su madre, que baila de felicidad en su seno al ritmo de la música y que, en definitiva, vive contento y tranquilo en su pequeño mundo.

Invito a doña Isabel a que imagine cómo se retorcerá de dolor ese niño, cuán angustiosos serán sus gritos y su llanto al momento en que la mano experta del médico guíe las firmes tenazas hacia su cuerpo y comiencen a desgarrar su carne, destrozándolo parte por parte. Ese niño -que, por cierto, no es un apéndice de la madre, como se dice en la columna, sino una persona distinta- también tiene derecho a la vida, y no es argumento suficiente para matarlo el hecho de que haya sido concebido producto de una violación.

Si el actual gobierno tiene la firme convicción de que no debe discriminarse a las personas por su origen, entonces debería ser el más férreo opositor del aborto en caso de violación.

Fernando Ugarte Vial

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