miércoles, 11 de mayo de 2016

¿Quiénes están detrás de los Pulitzer?


KATHERINE AEDO A.

Son algo así como los Nobel del periodismo en Estados Unidos. Su nombre se debe a uno de los fundadores del periodismo moderno, Joseph Pulitzer, un judío húngaro naturalizado estadounidense, quien cumpliendo a cabalidad eso del "sueño americano", llegó a ser uno de los más importantes editores de diarios a nivel mundial, entre 1883 y 1911. Con la idea de trascender, legó parte de su fortuna -avaluada en 1911 en 30 millones de dólares- para premiar lo mejor de la producción local en materias como teatro, literatura, periodismo y música. Hoy son 21 galardones en distintas categorías, los que se otorgan anualmente a mediados de abril por la Universidad de Columbia, a instancias de The Pulitzer Prize Board. Como otros años, cuando se dieron a conocer, vino la serie de celebraciones de los ganadores, los medios para los que trabajan, sus amigos y familias.
Pero, como los Pritzker, estos premios no están exentos de polémica, aunque los Pulitzer tienen una "gracia": están celebrando su centenario.
La historia de los galardones comienza en 1917, seis años después de la muerte de Joseph, un inmigrante europeo que llegó a Estados Unidos sin nada, en medio de la Guerra Civil Americana (1861-1865), buscando mejores oportunidades. Aterrizó en St. Louis, donde, a punta de esfuerzo, aprendió el idioma y se forjó un futuro, primero, como abogado, y después, como redactor, llegando a ser propietario del diario St. Louis Post Dispatch. Allí fue pionero en mezclar información y entretención, una fórmula que lo hizo millonario. Tuvo una breve carrera política, pero no fue hasta que se estableció en Nueva York que alcanzó la notoriedad que esperaba como propietario, editor y director de los periódicos New York The World y The Evening World.
A diferencia del premio que lleva su nombre, lo suyo no siempre fue el periodismo de calidad. Su carrera estuvo marcada por la rivalidad con otro de los hombres claves del periodismo moderno: William Randolph Hearst, quien llegó a ser propietario y editor de 28 periódicos de circulación nacional y pasó a la historia cuando Orson Welles llevó su vida a la pantalla grande con la afamada película Ciudadano Kane. Su agresiva competencia dio origen al concepto de "prensa amarillista", cuando ambos buscaban vender a costa de informaciones que oscilaban entre el sensacionalismo y la investigación.
Pulitzer construyó un verdadero imperio de la información, del que su descendencia, entre los que se cuentan, por supuesto, redactores, filántropos, artistas y uno que otro socialité , supo sacar dividendos, aunque no por mucho tiempo. Aquí, la historia de un apellido sinónimo de excelencia.

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