sábado, 21 de mayo de 2016

LA INEXTINGUIBLE PASION EN TORNO A TUTANKHAMON

CARLOS GONZÁLEZ GODOY
Soc. Estudios egiptológicos de Chile

Persisten hasta hoy una multitud de enigmas en torno al joven faraón, cuyo sepulcro fue encontrado por Howard Carter hace 93 años. La posibilidad de que su tumba haya estado destinada originalmente a Nefertiti, sugerida por el arqueólogo Nicholas Reeves, ha generado apasionadas discusiones en los últimos meses.

Hace 93 años se produjo uno de los descubrimientos más relevantes de la arqueología mundial y de la egiptología en particular. El 4 de noviembre de 1922, Howard Carter (1874-1939), un arqueólogo autodidacta y egiptólogo británico, apoyado financieramente por su compatriota George Edward Stanhope Molyneux Herbert, quinto Conde de Carnarvon, llegaba a la excavación que dirigía entonces en el Valle de los Reyes y, como él mismo lo relata, un absoluto silencio lo recibía. Esta inusual situación se debía al hallazgo de un escalón tallado en la roca que condujo finalmente hacia la tumba de un soberano de la XVIII Dinastía del Imperio Nuevo, el faraón Tutankhamón (1336/5-1327/5 a.C.), hoy el más conocido de los monarcas del Antiguo Egipto.

Esta fama no se debe a sus aportes históricos. Solo alcanzó a gobernar 9 años y fallece inesperadamente alrededor de los 19, quizás por una enfermedad hereditaria o un accidente. Obedece a que su tumba permaneció oculta por más de 3.000 años, junto a una cantidad superior a 5.000 objetos, muchos de ellos de oro. El ocultamiento fue producto de inundaciones en el Valle de los Reyes en la XVIII Dinastía y trabajos de hipogeos posteriores. En 1922 se tuvo acceso por primera vez a una tumba faraónica que llegó prácticamente intacta hasta el siglo XX, pues se constataron incursiones previas que no dañaron su contenido.

En términos históricos, la mayor contribución de Tutankhamón, de la mano de funcionarios como Ay, el general Horemheb y otros, fue el retorno a Tebas y la restitución del poder religioso y económico a los sacerdotes de Amón, luego de la fallida "revolución amarniana". Ubicada en el Valle de los Reyes, la necrópolis de los faraones del Imperio Nuevo en la ribera occidental del Nilo, cercana a la antigua Tebas, la tumba del faraón Tutankhamón, conocida como KV62 (abreviatura de Valley of the Kings N° 62), representaba el corolario de una búsqueda incansable de Carter y Carnarvon.

Después de casi una década de excavaciones infructuosas, Carter lograba en forma sistemática detectar bajo los escombros de los constructores de la tumba de Ramsés VI, la morada eterna de Tutankhamón. Corría 1922 y Egipto se independizaba del Imperio Británico, mientras el Servicio de Antigüedades, fundado por el francés Auguste Mariette en 1858, estaba bajo la dirección de Pierre Lacau. En este contexto se efectúa el trascendental descubrimiento, que eclipsó por completo los logros precedentes de Theodore Davis y Edward Ayrton. Davis había renunciado a su permiso en 1912, convencido de que el Valle de los Reyes estaba agotado. Carter y Carnarvon dirían lo contrario.

Raíces de Tutankhamón

Sobre el origen del joven faraón subsisten las dudas, aunque sus raíces podrían ser amarnianas. De allí surge el planteamiento hipotético de que haya sido hijo del faraón Akhenatón. Posiblemente nace en Akhetatón (la Región de Luz del Dios Atón), hoy Amarna, en el Egipto Medio, la ciudad que fundara el reformista Akhenatón para honrar al Dios Sol, Atón. Inicialmente se le bautizó como Tutankhatón, nombre que es reemplazado por el que conocemos, que significa "imagen viva de Amón". Debido a esto, el vínculo padre e hijo entre estos dos faraones encuentra varios adeptos, tomando fuerza por análisis de ADN de 2010, que establecieron esta relación entre el individuo masculino y esqueletizado de la tumba KV55, hallada por Davis y Ayrton en 1907 -para muchos Akhenatón- y la momia del faraón Tutankhamón.

Tutankhamón es hoy en día el faraón más popular en el mundo. Su nombre evoca inmediatamente "tesoros" y hasta una "maldición", que la prensa y hasta Hollywood no han dejado de explotar, quedando relegado su aporte en términos egiptológicos. Esta trascendencia se explica también porque representa el primer evento mediático de naturaleza arqueológica del siglo XX. En efecto, el descubrimiento de su tumba tuvo cobertura mundial en 1922, pese a que los derechos exclusivos fueron otorgados al Times de Londres por Lord Carnarvon.

Respecto a la maldición, ella nunca existió. Surge por la exclusiva mundial del Times, que deja relegados a varios medios periodísticos de la época, los que utilizaron la inesperada muerte de Lord Carnarvon en Egipto, el 5 de abril de 1923, para llamar la atención. Carnarvon fallece debido a una septicemia, provocada por la picadura infectada de un mosquito, en una época previa a la penicilina. Esta muerte dio inicio a la nefasta "maldición" de Tutankhamón, la que habría recaído sobre quienes usurparon el sueño del faraón. Si bien persiste en el imaginario colectivo la imagen de la "maldición", se olvida que el principal responsable del descubrimiento, Howard Carter, vivió sin contratiempos hasta el 2 de marzo de 1939, falleciendo a los 64 años por causas naturales.

Un cuerpo de 3 mil años

El cuerpo momificado del faraón Tutankhamón ha estado durante gran parte de los 93 años de su descubrimiento en un segundo plano. Esto resulta paradójico, ya que lo más importante de una tumba egipcia, como la de cualquier otra, lo constituye precisamente su ocupante, la persona en sí, y en este caso la momia del faraón, no sus "tesoros". De allí que no sea casualidad que su cuerpo solo recientemente haya sido objeto de estudios más detallados.

El "tesoro" egiptológico por excelencia es la momia del Tutankhamón, no sus joyas. Sin duda son valiosas evidencias, pero no tienen la fuerza testimonial del cuerpo de un faraón de más de 3.000 años de antigüedad. Siguiendo a Le Breton, el cuerpo momificado representa una interfase entre lo social y lo individual, la naturaleza y la cultura, simbolizando y corporizando una específica ideología.

Sin embargo, la percepción de este tema en la década del 20 era distinta. Carter permitió que el anatomista Douglas E. Derry cercenara la momia de Tutankhamón para extraer sus "riquezas". Si bien el cuerpo del faraón estaba en mal estado de conservación y se encontraba pegado a la máscara de oro y al sarcófago interno, por la gran cantidad de resina depositada al momento de su sepultación, los cuidados hacia el cuerpo del faraón no fueron una prioridad. Aun considerando el gran trabajo de registro y recuperación de los artefactos de la tumba por parte de Carter, que tomó casi 10 años, junto con la numeración de cada uno de los objetos, fotografiados in situ por Harry Burton, el cuerpo del faraón Tutankhamón sufrió un tratamiento inadmisible.

Hoy el cuerpo momificado de Tutankhamón, fragmentado y vuelto a unir en una camilla de madera por el mismo Carter, se encuentra en su tumba, siendo el único faraón que aún permanece en el Valle de los Reyes.

Análisis genéticos

Transcurridos más de 93 años desde el hallazgo de su tumba persisten las incógnitas sobre su vida. Se ha reconstruido su rostro y se poseen imágenes completas de su cuerpo, planteándose recientemente que su muerte pudo deberse a una enfermedad hereditaria o un accidente. Asimismo, se han tomado muestras de ADN a su momia, junto con establecer que sus abuelos fueron Amenhotep III y la gran reina Tiyi, y que su padre fue el individuo sepultado en KV55. Mientras que su madre fue una mujer desconocida (¿Kiya?), sindicada hoy como KV35YL. También estas determinaciones genéticas comprobaron que los dos fetos femeninos momificados hallados en su tumba corresponden efectivamente a sus hijas.

Tutankhamón es hoy un gran contrasentido. Es el faraón más conocido del Antiguo Egipto, pero numerosas interrogantes se mantienen: ¿Gobernó realmente o estuvo a la sombra de Ay y otros funcionarios? ¿Fue hijo de Akhenatón? ¿Por qué su momia se encontró tan deteriorada, calcinada y sin el corazón? ¿Murió de causas naturales, en un accidente o en combate? ¿Por qué su tumba es tan pequeña, comparada con las de otros faraones del Imperio Nuevo? ¿A qué responde la presencia de un gran número de objetos reciclados de la época amarniana, como el sarcófago intermedio? ¿Su fallecimiento repentino obligó a un rápido entierro en el sepulcro destinado originalmente a Nefertiti? ¿Contendrá su morada eterna la tumba de esta reina en cámaras anexas desconocidas, como lo señala Nicholas Reeves? (El egiptólogo inglés ha sostenido que tras los muros del sepulcro de Tutankhamón podría estar la tumba de Nefertiti. Actualmente se realizan exploraciones no invasivas para verificar qué hay tras esos muros).

Como vemos, la persona de Tutankhamón tiene aún mucho que entregar a la historia, y esto va más allá del reconocimiento de sus "riquezas". Aparte de estas consideraciones, el nombrar a Tutankhamón nuevamente trae consigo el cumplimiento de la antigua creencia egipcia de que si los difuntos son recordados por sus nombres, jamás morirán, alcanzando la inmortalidad. Tutankhamón ha logrado eso, ser hoy en día el más inmortal de los faraones del Antiguo Egipto.

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