martes, 3 de mayo de 2016

DEFICIT ATENCIONAL

"Es necesario ser muy cuidadosos porque suele haber un sobrediagnóstico y lo recomendable es que este sea multidisciplinario, para así evaluar qué medidas terapéuticas son las más recomendables".

Neva Milicic

Pocos temas han generado más controversias en el mundo científico y en el de la educación que el déficit atencional. A pesar de que algunos ponen en duda su existencia, pocos cuadros han sido más estudiados. Puede que haya sido sobrediagnosticado, pero parece haber acuerdo en que no es una enfermedad.

El déficit atencional es una condición definida como dificultad para prestar atención, en muchos casos acompañada de hiperactividad y de impulsividad. Estas características interfieren con el rendimiento del niño en el colegio y afectan sus relaciones familiares, en la medida que suelen ser disruptivas, por ello es sancionado con más frecuencia que sus hermanos y compañeros. Los tres componentes más frecuentes del déficit atencional que aparecen en la literatura son:

La falta de atención: Cometen muchos errores por no cuidar los detalles, parecen no escuchar cuando se les dan instrucciones, con frecuencia dejan los trabajos a medio terminar o pierden útiles escolares.

Hiperactividad: Les es difícil estar quietos, saltan y brincan en situaciones en las que no es apropiado hacerlo, hablan excesivamente y les cuesta involucrarse en actividades que requieren estar tranquilos.

Impulsividad: No piensan lo suficiente antes de actuar y responden antes que se haya terminado de formular la pregunta. Interrumpen con frecuencia a quien están hablando.

Es necesario ser muy cuidadosos porque suele haber un sobrediagnóstico y lo recomendable es que este sea multidisciplinario, para así evaluar qué medidas terapéuticas son las más recomendables. Actualmente, se piensa que la estrategia más eficiente para ayudar a los niños es desarrollar las funciones ejecutivas, para lograr la regulación del comportamiento.

Se sugiere ayudar a desarrollar lo que se ha llamado el "control atencional supervisor", que los ayuda a monitorear su conducta, a través de verbalizaciones orientadas a planificar las acciones, a ir controlando su ejecución y verificando sus resultados. A través de estas técnicas se ayuda a que haya un proceso de compensación que puede contribuir a minimizar las dificultades asociadas al déficit, pero que también es de utilidad en los niños sin estas características.

Aprender a autorregularse y a ordenarse tiene un poderoso impacto positivo en la conducta.

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