martes, 17 de mayo de 2016

¿QUIEN MIENTE? ¿ EL SERVEL O LA NUEVA MAYORIA.?

"El Tricel transformó, por arte de birlibirloque, por un simple pase de magia, a punta de imaginación, un asunto de la máxima relevancia pública y política (¿existía o no un acuerdo de la Nueva Mayoría el 20 de abril a las 24:00 horas?) en una simple leguleyada...".

Carlos Peña

El conflicto (no es posible llamarlo de otra forma) entre la Nueva Mayoría y el Servel acaba de ser resuelto por el Tribunal Calificador de Elecciones.

¿Resuelto?

Bueno, no exactamente.

La Nueva Mayoría sostuvo que el Servel había exigido la presencia corporal de los presidentes de los partidos en el acto de inscripción de las primarias. Y que como Isabel Allende llegó tarde, su inscripción había sido rechazada injustamente. Injustamente -alegaron los abogados-, porque la presencia física de los presidentes de los partidos era una exigencia insólita, una interpretación que hacía decir a la ley más cosas de las que exactamente decía. Bastaba atenerse a la letra de la ley -explicaron los abogados de la Nueva Mayoría- para advertir que la concurrencia mediante solicitud debidamente firmada era suficiente para que el requisito de comparecer los presidentes se diera por cumplido. Así entonces el Servel estaba equivocado y el pacto de la Nueva Mayoría debía ser admitido. No resultaba razonable que una interpretación antojadiza, como la del Servel, acabara entorpeciendo la democracia partidaria.

El Tricel le dio la razón a la Nueva Mayoría.

La decisión parece sensata.

Y lo sería si el verdadero objeto de la disputa hubiera sido un problema de interpretación de la ley: de si acaso esta exige la comparecencia personal de los presidentes de los partidos o si en cambio basta su manifestación de voluntad mediante la firma de los respectivos documentos. Si ese hubiera sido el debate -un asunto de los que entretienen a los abogados, algo cercano a una simple leguleyada-, el fallo del Tricel merecería aplausos.

Pero -desgraciadamente para el prestigio del Tricel y la salud de las instituciones- no era eso lo que estaba en litigio.

Así que el Tricel aplausos no merece.

Porque lo que estaba en disputa (una simple lectura de la parte expositiva de la sentencia lo pone de manifiesto) era una cuestión distinta: si acaso el día 20 de abril a las 24:00 horas existió o no un acuerdo de la Nueva Mayoría para realizar primarias. La directora de este último organismo relata, en actas previas y en su informe al Tricel, que al expirar ese día ¡no hubo acuerdo alguno que inscribir! En otras palabras, la directora del Servel asevera que el motivo de la no inscripción del pacto fue que el pacto no existió y no la ausencia de Isabel Allende. En otras palabras, la directora del Servel sostiene que a las 24:00 horas del día 20 de abril, cuando el plazo legal expiraba, los partidos de la Nueva Mayoría no hicieron valer acuerdo alguno ante el Servel simplemente porque no habían alcanzado ese acuerdo:

"Lo que pudo observarse (...) -relata el informe del Servel dirigido al tribunal- fue que no había nómina de comunas porque a la medianoche del día 20 de abril de 2016 los presidentes y secretarios generales de los partidos políticos recurrentes aún mantenían diferencias acerca de las comunas que iban a someter a primarias".

Ese relato de la directora del Servel (que además consta en actas previas, cuando el reclamo ante el Tricel ni siquiera se imaginaba) no es un asunto baladí si se tiene en cuenta que se trata nada menos que de la ministro de fe del proceso electoral, motivo por el cual los hechos que ella certifica, dice la ley vigente, "se tendrán por verdaderos".

Pero los jueces del Tricel hacen oídos sordos en su sentencia, razonan como si ese hecho gigantesco no hubiera sido aseverado por la ministro de fe, o sin decirlo lo dan por falso, y hacen como si la Nueva Mayoría y el Servel estuvieran disputando la cuestión menor de si acaso la ley exige la comparecencia personal o si basta la simple firma de los presidentes de los partidos.

En otras palabras, el Tricel transformó, por arte de birlibirloque, por un simple pase de magia, a punta de imaginación, un asunto de la máxima relevancia pública y política (¿existía o no un acuerdo de la Nueva Mayoría el 20 de abril a las 24:00 horas?) en una simple leguleyada (¿es necesaria la comparecencia personal o basta la firma ante el Servel?).

No cabe duda alguna.

Aquí alguien -el Servel o la Nueva Mayoría- miente.

Y tampoco cabe duda que el Tricel -para desgracia del prestigio de quienes lo integran- inexplicablemente hizo como que la mentira no existía.

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