sábado, 21 de mayo de 2016

ELECCION Y LECCION DE PRATT.

De ahí, entonces, que un héroe sea la consecuencia no de una casualidad, sino más bien la cima moral de una larga lista previa de comportamientos rectos e íntegros de alguien que, a la hora de un reto mucho más grande, responde también con esos atributos...

Dado que lo más habitual para todos es vivir sin verse enfrentado a sucesos en los que la sobrevivencia y la muerte pendan de una única decisión trascendente para el sujeto, uno puede suponer que un héroe es alguien que responde virtuosa y valientemente a un desafío excepcional en su historia personal. Una acción de esa naturaleza, en la que sobresale el coraje que sacrifica la propia vida por una causa mayor, es algo tan singular como el mismo hecho que la motiva.

De ahí, entonces, que un héroe sea la consecuencia no de una casualidad, sino más bien la cima moral de una larga lista previa de comportamientos rectos e íntegros de alguien que, a la hora de un reto mucho más grande, responde también con esos atributos, aunque ello le exija ofrendar su vida. Arturo Prat, por ejemplo, más que ser un héroe por morir en un combate, lo fue porque en vez de rendirse ante la superioridad de las fuerzas enemigas —pudo hacerlo con “sobradas razones”— se inmoló a sí mismo saltando a la cubierta del “Huáscar”, un salto que él intuía como su entrega a la muerte.

Dicha conducta del capitán Prat fue más que nada una elección —y para Chile una épica lección— solo coherente con su historial de virtudes humanas y cívicas.

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