martes, 31 de mayo de 2016

Don Eduardo y Rodrigo.

"El 2015 fueron las graves lesiones que recibió el joven Rodrigo Avilés y ahora lo ha sido la muerte del guardia municipal don Eduardo Lara. Son casos que producen natural indignación y repudio, pues se trata de meritorios seres humanos y ellos y el padecimiento de sus familias producen espontánea

Los desmanes producidos en Valparaíso los recientes 21 de mayo perfilan hechos y figuras que simbolizan lo penoso allí ocurrido. El 2015 fueron las graves lesiones que recibió el joven Rodrigo Avilés y ahora lo ha sido la muerte del guardia municipal don Eduardo Lara. Son casos que producen natural indignación y repudio, pues se trata de meritorios seres humanos y ellos y el padecimiento de sus familias producen espontánea solidaridad.

Sin perjuicio del respeto que merece cada una de estas consecuencias, no se deben ignorar las causas finales que originaron los desórdenes y consecuente respuesta policial. En un caso se trata de un manifestante integrado en grupos, algunos de los cuales atentaban contra la propiedad pública y privada y negocios del sitio de los sucesos. El caso del señor Lara deriva de asaltos a la propiedad, robo de bienes muebles e incendio intencional ocasionado por delincuentes disfrazados de manifestantes. El humo generado por el incendio fue la causa de la muerte de ese trabajador, digno ejemplo de servidor de su comunidad.

Se trata de hechos con causas y características distintas, pero vinculadas con la violencia irresponsable, y en uno y otro Carabineros -criticado en ambos- dio debido cumplimiento a su compromiso con el orden público. Hay quienes ignoran que el respeto a la ley es el primero de los protocolos y no entienden que la represión a la violencia es desafío prioritario.

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