martes, 16 de diciembre de 2014

Cumbre de Lima sin logros sustantivos


Por ello, uno de los temas más complejos para la comunidad mundial siempre ha sido concordar la manera de asignar los costos involucrados en el esfuerzo por disminuir esa emisión entre los distintos países.
El fenómeno del calentamiento global, resultado de la acumulación de gases que producen un "efecto invernadero" en la atmósfera, tiene como una de sus características distintivas el hecho de que es global, es decir, que su emisión en cualquier parte del globo produce efectos que afectan a todo el resto. Por ello, uno de los temas más complejos para la comunidad mundial siempre ha sido concordar la manera de asignar los costos involucrados en el esfuerzo por disminuir esa emisión entre los distintos países. Las naciones desarrolladas, que son las que más emiten, consideran que si el resto no participa del esfuerzo, no se lograrán los objetivos, puesto que se trata de un fenómeno global; los países en desarrollo argumentan que quienes ya han alcanzado ese nivel, en parte porque emitieron más en su oportunidad, deben contribuir con algo de los costos en que ellos deberán incurrir para disminuir su propia emisión.
Ello quedó de manifiesto en el tratado de Kioto, aprobado hace 17 años, al que EE.UU. no concurrió con su firma, invocando, entre otras razones, el hecho de que China se hubiese restado de firmar. La nación asiática, cuyo vigoroso crecimiento requería de gran cantidad de energía, mayoritariamente generada a partir del abundante y barato carbón en China, no estaba dispuesta a producirla a partir de opciones más caras.
Ello sufrió un inesperado y bienvenido cambio cuando EE.UU. y China acordaron, este año, incorporarse al acuerdo mundial para disminuir su emisión hacia el futuro, el primero de manera más agresiva -entre un 26% y un 28% respecto del nivel que tenía en 2005, al año 2025- y el segundo bajando la actual tasa de crecimiento de sus emisiones, de modo que al 2030 comience a descender el nivel que ahora presenta. Con el optimismo que este acuerdo suscitó, se llegó a la reunión sobre Cambio Climático de la ONU en Lima, o propiamente la Conferencia de las Partes (COP20 por su sigla en inglés).
Sin embargo, desde un inicio, en ella se volvió a plantear la discusión respecto del monto que los países desarrollados estaban dispuestos a transferirles a los en desarrollo para compensar sus esfuerzos, lo que hizo temer que la reunión finalizaría con un desilusionante fracaso. Sin embargo, y extendiendo la reunión más allá del plazo original, se logró una declaración de acuerdo, que, a la luz de las expectativas iniciales, parece más bien débil. Se aprobó un Fondo Verde por US$ 10 mil 200 millones, muy inferior al que se esperaba; se reforzaron los Planes Nacionales de Adaptación, se incluyó un Plan de Trabajo sobre género, se lanzó el Lima Information Hub, una base de datos que recoge la información que se está obteniendo; se redactó una declaración sobre temas de difusión y educación, y se realizó un Día de la Acción Climática de Lima. Así, estos poco significativos resultados trasladan la esperanza de un acuerdo más contundente para la reunión COP21 en París en 2015.
Será difícil seguir avanzando si las partes no ceden en sus posturas. Por una parte, un mayor compromiso de los países desarrollados, en términos de fondos disponibles para contribuir con el esfuerzo de los países en desarrollo, y por otra, un reconocimiento más decisivo de la responsabilidad de estos últimos por su participación en las emisiones, aunque ellas sean menores que las de los primeros.
Respecto de Chile, la Presidenta Bachelet confirmó la relevancia que el país le da a este tema, al indicar que "nos hemos reunido en Lima para tratar un asunto de la mayor importancia y mayor urgencia. Sabemos que si no alcanzamos un acuerdo en la próxima Conferencia de París, es posible que estemos llegando demasiado tarde". Pero, además, utilizó la ocasión para subrayar la trascendencia que asigna a la Alianza del Pacífico afirmando que junto con ser una importante iniciativa de integración, realiza "un aporte significativo al diálogo global y a la creación de acuerdos relevantes sobre el cambio climático", que muestra un más claro compromiso de la mandataria con esa Alianza, digno de destacar.

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