"Porque uno puede estar ansioso, estar desconcentrado, no saber qué hacer, no poder distraerse con nada. Pero estar lateado es algo muy difícil de definir. Y no siempre tiene que ver con lo que sentimos, sino con lo que se supone que deberíamos sentir..."
Qué miedo da estar lateado.
¿Qué es la lata?
Porque uno puede estar ansioso, estar desconcentrado, no saber qué hacer, no poder distraerse con nada. Pero estar lateado es algo muy difícil de definir. Y no siempre tiene que ver con lo que sentimos, sino con lo que se supone que deberíamos sentir. A lo mejor estamos tristes, más que lateados.
Veamos.
Si soy inteligente, culta, si me gusta la música, si me gusta la tele, si ver películas me hace bien, cómo puedo latearme cuando todo está al acceso de la mayoría. Entre los celulares, los computadores y la TV no hay cómo latearse. Hay para los cultos y para los frívolos, para los lesos y para los genios, para los que quieren distraerse y los que quieren olvidarse.
El problema parece entonces ser más complejo. Por ejemplo: estoy lateado, pero en realidad me siento solo y me da miedo estar fuera del grupo y quiero pertenecer, entonces tengo el chat y me comunico y la lata parece ceder, pero lo que cede en realidad es la sensación de soledad.
Si las horas se me hacen eternas porque no puedo concentrarme, porque tengo miedo o estoy deprimido, porque la ansiedad no me permite estar sino arrancar de todo, entonces algo o alguien me saca de ese estado. Me aporta un espacio y ya no hay más lata.
La verdad es que yo creo que cuando estamos contentos, no existe la lata. Puede haber cansancio, no lata.
Cambiemos la pregunta. ¿Qué hago para estar contento? Y veremos que la respuesta no es siempre la misma. A veces queremos compañía, a veces silencio, a veces un buen trago y buena música, a veces un abrazo acogedor. Es esa respuesta la que vale. Y mi tarea es buscar eso que me pone contento. O algo lo más cercano posible a eso.
No nos lateemos tanto. Hagamos nuevas preguntas.
¿Qué es la lata?
Porque uno puede estar ansioso, estar desconcentrado, no saber qué hacer, no poder distraerse con nada. Pero estar lateado es algo muy difícil de definir. Y no siempre tiene que ver con lo que sentimos, sino con lo que se supone que deberíamos sentir. A lo mejor estamos tristes, más que lateados.
Veamos.
Si soy inteligente, culta, si me gusta la música, si me gusta la tele, si ver películas me hace bien, cómo puedo latearme cuando todo está al acceso de la mayoría. Entre los celulares, los computadores y la TV no hay cómo latearse. Hay para los cultos y para los frívolos, para los lesos y para los genios, para los que quieren distraerse y los que quieren olvidarse.
El problema parece entonces ser más complejo. Por ejemplo: estoy lateado, pero en realidad me siento solo y me da miedo estar fuera del grupo y quiero pertenecer, entonces tengo el chat y me comunico y la lata parece ceder, pero lo que cede en realidad es la sensación de soledad.
Si las horas se me hacen eternas porque no puedo concentrarme, porque tengo miedo o estoy deprimido, porque la ansiedad no me permite estar sino arrancar de todo, entonces algo o alguien me saca de ese estado. Me aporta un espacio y ya no hay más lata.
La verdad es que yo creo que cuando estamos contentos, no existe la lata. Puede haber cansancio, no lata.
Cambiemos la pregunta. ¿Qué hago para estar contento? Y veremos que la respuesta no es siempre la misma. A veces queremos compañía, a veces silencio, a veces un buen trago y buena música, a veces un abrazo acogedor. Es esa respuesta la que vale. Y mi tarea es buscar eso que me pone contento. O algo lo más cercano posible a eso.
No nos lateemos tanto. Hagamos nuevas preguntas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario