lunes, 31 de julio de 2017

Detenerse de vez en cuando.

RODERICUS:
"Detenerse de vez en cuando, poner pausa en ciertos momentos, intentar ubicarse en la quietud, son opciones necesarias, sin duda, a la hora de ahondar sobre uno mismo...".

Detenerse de vez en cuando, poner pausa en ciertos momentos, intentar ubicarse en la quietud, son opciones necesarias, sin duda, a la hora de ahondar sobre uno mismo. Quien se da tiempo para ensimismarse es aquel que todavía no ha sido derrotado por el fatigoso tráfago de la vida. Y es que, obviamente, nadie puede darse el lujo de no interrumpir nunca lo que está haciendo. En vez de correr todo el día, conviene parar un poco y pensar cuál es la dirección a seguir en la propia existencia. Saber hacia dónde uno se dirige es una reflexión más significativa aun que la de simplemente decidir moverse al ritmo incesante que lleva el mundo.

Alguien que se calma corre menos riesgo de tropezar, pues muchas de las caídas de la vida se deben a apuros tan presurosos como irreflexivos. Con justa razón, de hecho, la sabiduría, ese conocimiento profundo acerca de la realidad y de su contingencia, prefiere ir de la mano con el sosiego antes que con la prisa.

No vale la pena, a mi juicio, situarse en el vértigo alborotador, pues marea, cansa y extravía. Es mucho mejor, creo yo, recuperar esa prudencia que alberga un paréntesis imprescindible, ese intervalo cuyo propósito esencial es encauzar de nuevo el tiempo que nos queda.

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