sábado, 10 de octubre de 2015

523 años del descubrimiento de America..." La otra España..."

Por Rodrigo Serrano B.

"Con sombrero de ala ancha, y un clavel en la solapa, un don Juan se hizo a la mar; con la tierra a sus espaldas, la aventura en su mirada, su guitarra y un cantar..." Dice bellamente una canción de Juan Carlos Calderón, el gran autor popular español, pintando una hermosa metáfora del zarpe de aquellos valientes marinos que -atravesando mares ignotos y tempestuosos-, desafiando mil y un peligros, arribaron a las costas desconocidas de esta "América morena", hace ya más de quinientos años.

Ciertamente, aparte de todo aquello que canta el célebre grupo "Mocedades", traían también con ellos mucha ilusión, tantísimo temor, no pocas penas y un sentir incierto y nostálgico que -seguramente- los acompañó para siempre.

Es que la aventura no era nada de fácil. A los riesgos propios de cruzar el mar en pequeños barcos de madera, y enfrentar con ellos al océano salvaje e inmisericorde, sumaban las añoranzas y las angustias del hogar lejano, de la familia desvanecida en la distancia, y del entorno -único y singular- que permite y da forma a la individualidad de cada cual, y que languidecía -a la par- con el paso del tiempo, y el navegar rumbos contrarios.

La gran proeza de Cristóbal Colón y sus osados marineros ha de mirarse -luego de cinco siglos transcurridos- como el más grande aporte a la humanidad de aquellos hombres que poblaban algunos puertos de la España de entonces, y que se atrevieron -sin más- a emprender esa loca travesía transatlántica. Ellos, con sus legítimos deseos de riqueza, poder y aventura, tomaron riesgos inconmensurables, prácticamente a ciegas, y se enfrentaron -cara a cara- a lo impredecible y lo remoto, con medios insuficientes y precarios.

A Colón y a sus hombres, que proyectaron la vieja península sobre tierras nuevas y generosas, debemos también -y nada menos- la llegada al "Nuevo Mundo" de la fe católica que profesaba la corona española, con los reyes Fernando e Isabel de Castilla y Aragón a la cabeza. Ellos fueron los grandes artífices del descubrimiento de América, y representan el vínculo que nos une y nos permite seguir cantando: "Es la otra España, la que huele a caña, tabaco y brea; es la perezosa, la de piel dorada, la marinera...".

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