jueves, 30 de octubre de 2014

Derecho a la eutanasia II

En esta página los señores Francisco José Covarrubias y Álvaro Fischer han respondido a la refutación que hice de su artículo a favor del establecimiento de un derecho a la eutanasia. Argumenté que tal "derecho" se opone a la ley natural, porque Dios es el autor de la vida humana y solo Él podría disponer de ella, y cité en este sentido a Platón, Aristóteles, Cicerón, Grocio, Pufendorf y Locke.

Alegué asimismo -citando a Santo Tomás y a Kant- que la persona humana no es un bien disponible, porque constituye un cierto fin en sí, y es por ello sujeto y no objeto de derechos, y finalmente di argumentos de sentido común, como la falta de libertad, la inhumanidad y el temor que se siembra en los ancianos y enfermos, etcétera.

Los señores Covarrubias y Fischer han replicado que la ley natural es una disquisición humana y, como tal, no tendría el carácter absoluto que yo le atribuyo; y que son también sentencias humanas los dichos de los autores más arriba mencionados.

Replico: I°) los argumentos de mis contradictores son tan disquisiciones humanas como los míos, de modo que si esta circunstancia invalidara los míos, también invalidaría los de ellos; II°) las disquisiciones humanas pueden llevar al hallazgo de la verdad, y si esto no fuera así, no habría para qué pensar ni discutir; III°) la posibilidad de llegar a la verdad es mucho mayor si las disquisiciones son de personas que ciertamente se cuentan entre los hombres más inteligentes y sabios de la humanidad, como los autores citados; IV°) yo no he alegado autoridades solamente, sino que antes he dado los argumentos racionales. Solo me faltó demostrar la existencia de Dios y de la ley natural -verdades por lo demás de sentido común-, porque no podía abarcar tanto, pero cuando mis distinguidos contradictores lo deseen, puedo hacerlo.

José Joaquín Ugarte Godoy

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