domingo, 24 de julio de 2016

LA LEY DEL JEFE

Todos los libros modernos de liderazgo dicen que un buen jefe es una persona inteligente, creíble y fiable, que sabe delegar, que va de frente, que se gana el respeto de su organización a través del ejemplo, el esfuerzo y la entrega, que es positiva, que es una elemento motivador dentro del grupo, que se responsabiliza de sus éxitos y fracasos, y que transmite valores.

Por eso, todos sabemos que un equipo de trabajo es el fiel reflejo de las características positivas o negativas de su líder.

Toda esta sabiduría -adquirida recientemente- compite con ese tradicional letrero que venden en todas las ferias artesanales del país que se precian de tener un buen stock para la clientela: ese que se titula "La ley del jefe".

Dice: "Artículo 1: El Jefe tiene la razón. Artículo 2: El Jefe siempre tiene la razón. Artículo 3: En el supuesto caso de que un empleado tenga la razón entrarán inmediatamente en vigor los artículos 1 y 2. Artículo 4: El Jefe no duerme; DESCANSA. Artículo 5: El Jefe no come; SE NUTRE. Artículo 6: El Jefe no toma; FESTEJA. Artículo 7: El Jefe no llega tarde: ANDA EN UNA REUNIÓN...". Y así continúa.

Me acordé de todo esto cuando leí el viernes la noticia de que la ministra de Justicia había ordenado el despido de un centenar de gendarmes por tomarse licencias médicas excesivas, que en algunos casos se extendían por años.

Y entonces me pregunté a mí mismo: ¿El escándalo que adquirió dimensiones explosivas por el millonario "jubilazo" de la ex subdirectora Myriam Olate, ex esposa del diputado y presidente de la Cámara, va a culminar así, con el despido de gendarmes que se tomaron licencias médicas descuadradas?

Y posteriormente me respondí: "Sería inverosímil".

Porque escúchenme lo siguiente. ¿No eran los jefes de Gendarmería los que se agenciaban para sí mismos ascensos y destinaciones que les permitían jubilarse con pensiones millonarias? ¿No eran los jefes los que además tocaban con la varita mágica a algunos elegidos de la tropa para permitirles jubilar mejor? (Una investigación de este mismo diario publicó el jueves que el aumento exprés de remuneraciones benefició al 80% de los oficiales y solo al 1% de los gendarmes). Y con respecto a las licencias, ¿no son los jefes los encargados de mantener un clima laboral que evite que los funcionarios se "enfermen" masivamente o hagan algo cuando esto se convierte en "epidemia"?

Pero, además, los jefes de los jefes de Gendarmería, es decir, las autoridades del Ministerio, ¿no tienen tampoco responsabilidad? Esta semana también se supo que desde la propia cartera de Justicia enviaron un oficio a la Contraloría tratando de revertir la medida del contralor que les puso tope de un millón 700 mil pesos a las jubilaciones. Aún más, uno de los propios asesores de la ministra -también ex gendarme- presentó un recurso de protección ante tribunales para revertir el bloqueo de su "jubilazo" de más de cuatro millones de pesos en la Contraloría.

Es cierto que también fue desvinculado el director de Gendarmería, pero según él mismo dijo, había dado un paso al costado para ayudar al Gobierno.

No sé ustedes. Pero no sé por qué tengo la impresión de que en las cumbres gubernamentales no está colgado en la pared el decálogo con el que comencé esta columna. Más bien creo que se le prenden velitas al comprado en la feria artesanal de Maitencillo.

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