domingo, 17 de julio de 2016

CAMBIOS INESPERADOS

"Hay páginas para hombres, otras para mujeres, otras para homosexuales, en fin, para lo que sea. Y hay mujeres y hombres que declaran que quieren tener sexo con otro/a, pero nada serio. Y eso no desata el castigo divino, es parte de las reglas del juego..."

Paula Serrano

Es un lugar común decir que la internet nos ha cambiado la vida. El concepto del tiempo y del espacio, dos variables tan importantes en las relaciones humanas, nos cambiaron también. Lo que no muchos saben es que ahora el "mercado del amor" también es posible entre desconocidos por internet. Antes, para conocer a personas con las cuales podíamos coquetear o salir o pololear o casarnos, la red la proporcionaban las amigas y la familia. La fiesta de cumpleaños de alguien podría tener como resultado el encuentro entre un hombre y una mujer que luego serían un matrimonio.

Esto tenía sus seguros incorporados. En particular, la clase y el estatus. En las fiestas o juntas se conocían gente parecida a uno. La selección se hacía menos riesgosa.

Hoy, hay redes para conocerse, para realizar citas con el propósito de tal vez comenzar un amor o una amistad. Los requisitos los pone quien ingresa. Debe declarar si quiere salir y hacer amigos o si quiere una aventura o si anda buscando pareja seriamente. Esos filtros funcionan. Y es así como algunos matrimonios exitosos han nacido de ese primer contacto.

La primera reacción de sociólogos y psicólogos ha sido la de preguntar en qué sociedad vivimos. Y con razón. Es un cambio mayor. Sin embargo, si dejamos prejuicios de lado y miramos esa sociedad en la que vivimos resulta una consecuencia más del estilo de la vida moderna. Primero tomemos las distancias y el tráfico de la gran ciudad. Después está el tamaño de las casas, la falta de dinero y el estilo de las fiestas públicas donde la música casi no permite hablarse. Sobre todo para quienes ya pasaron la universidad, que era el lugar perfecto para conocer otros mundos y encontrar parejas o amigos adecuados. En cambio, en el silencio de las noches de soledad, mujeres y hombres se buscan de nuevas formas. Y resulta. Porque hay filtros importantes que hacen los encuentros seguros.

Hay páginas para hombres, otras para mujeres, otras para homosexuales, en fin, para lo que sea. Y hay mujeres y hombres que declaran que quieren tener sexo con otro/a, pero nada serio. Y eso no desata el castigo divino, es parte de las reglas del juego.

No sirve asustarse ni escandalizarse con las nuevas formas como la sociedad va reemplazando lo que se va perdiendo. Puede gustarnos o no. Eso es individual y privado, pero no podemos estigmatizar aquello que la sociedad va encontrando en sustitución al pasado.

"Hoy, hay redes para conocerse. Para realizar citas con el propósito de tal vez comenzar un amor o una amistad".

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