jueves, 3 de agosto de 2017

Conviccion y pluralismo.


"Un pluralismo extremo llevaría a una falta de límites y a la imposibilidad de oponerse a algo. Ningún grupo humano vive en realidad así...".

Ponerse en el lugar del otro, comprenderlo, no significa necesariamente aceptar o adherir a sus acciones y/o afirmaciones. Entender no es lo mismo que coincidir y discrepar no es lo mismo que ofender. Querer a alguien, de hecho, supone, incluso, corregir a esa persona que, por ejemplo, está errada en sus juicios o en sus conductas. Las disidencias o discrepancias también son importantes en las relaciones humanas, y las mismas, a mi juicio, no deben ser minimizadas o ignoradas. Convivir implica ajustes y adaptaciones precisamente porque no todos pensamos de modo similar ni tenemos costumbres equivalentes.

Ahora bien, una sociedad diversa, en la que obviamente uno no está solo, sino con todos los demás que allí habitan, exige, a su vez, aceptar que no todo lo que se dice y hace ha de tener cabida en ella. Un pluralismo extremo llevaría a una falta de límites y a la imposibilidad de oponerse a algo. Ningún grupo humano vive en realidad así. Seguramente nadie es neutral e indiferente ante distintas posturas en conflicto respecto de una materia que convoca su atención e interés. Estar convencido de algo supone, por cierto, estimar la falsedad o error de lo contrario. Defender las propias certezas, además, es una manera de manifestar libertad de pensamiento y de mostrar qué se estima como bueno o mejor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario