viernes, 26 de junio de 2015

El ave Fénix


Asaltos: ¿quién se preocupa de nosotros?

El martes de la semana pasada, con mis niños de 2, 5 y 7 años, mi marido y mi nana, vivimos uno de los peores momentos de nuestras vidas. Siete hombres encapuchados, vestidos de negro, con pistola en mano y sumamente agresivos, irrumpieron en nuestra casa, en Chicureo, y entraron a mi pieza gritando violentamente y haciendo un quiebre en nuestras vidas. Mis niños nunca recuperarán la inocencia de sus almas y nosotros nunca más viviremos en paz.

Cuando estábamos amarrados de manos y pies, y con uno de los encapuchados apuntándonos con su arma, sentí profundamente la fragilidad de la vida, pero no por algo fortuito, sino porque delincuentes invadieron la privacidad de mi casa sin ningún temor.

Ver cómo los hijos de uno tiemblan de miedo mientras miran con sus ojitos llenos de lágrimas cómo su casa, su lugar de protección, es completamente destrozado, violado, es un sentimiento inexplicable.

Después uno empieza a escuchar que estos jóvenes no pueden ir a la cárcel porque el daño puede ser mayor para ellos, pero ¿quién se preocupa de nosotros, del daño en nuestras vidas, del trauma experimentado?

Los Poderes del Estado no están funcionando, y la impunidad de la delincuencia en la que estamos viviendo los ciudadanos honrados y responsables es inaceptable.
Este es el duro mensaje de una desesperada Madre.

miércoles, 24 de junio de 2015

Democracia fallida

Columnistas
Martes 23 de junio de 2015

"Está por verse si nuestra clase política entra en razón y logra arreglar lo que ha roto o terminamos, como nuestros vecinos, con una democracia de fachada o algo peor..."
Opine

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La democracia, sostuvo Joseph Schumpeter, es un medio y no un fin en sí mismo, por lo tanto, debe juzgarse por los resultados que produce. Karl Popper diría que la democracia era un sistema de gobierno que permitía reemplazar unos gobernantes por otros sin derramamiento de sangre. Y ese resultado, sin duda, es suficiente para defenderla. Lamentablemente, cuando los gobiernos fracasan en asegurar las condiciones mínimas que la población espera en términos de seguridad y prosperidad es la democracia la que comienza a perder credibilidad como sistema.
América Latina ha sido históricamente cuna de todo tipo de proyectos populistas y autoritarios producto de lo anterior. Venezuela, Ecuador, Argentina, Bolivia y Nicaragua son los casos actuales más dramáticos. En ninguno de esos países existe realmente democracia. A ellos se está sumando Chile, que ha logrado destruir en un año de gobierno socialista más de lo que logró construir en una década de gobiernos moderados. Los socialistas del siglo XXI chilenos, que con su obsesión de refundarlo todo llevaron al país a la que se perfila como su peor crisis económica en los últimos 25 años, no piensan dar marcha atrás en su proyecto populista.
Encabezando ese proyecto se encuentra la impopular Presidenta Bachelet asistida por hordas de intelectuales socialistas. Estos últimos, como enseñó Revel, él mismo un ex comunista, sobre todas las cosas desprecian la realidad. De ahí que por darle en el gusto a su embriaguez teórica están dispuestos a arruinarle la vida a millones de personas con bananerismos como asambleas constituyentes y promesas infantiles de "derechos sociales universales", como si el Estado creara la riqueza ex nihilo y el paraíso sobre la tierra dependiera de lo que dice una Constitución.
Se les advirtió a esos ingenieros sociales que la reforma tributaria sería un desastre para el país y que ni siquiera iba a recaudar lo que se propusieron, porque, como sabe cualquier persona que haya leído un texto introductorio a la economía, las alzas sustanciales de impuestos destruyen los incentivos a la inversión, más aún cuando son realizadas en medio de cantos refundacionales y revolucionarios que pulverizan las expectativas de emprendedores y de los creadores de empleo. Pero el bienestar de la población no es lo que le importa a los socialistas. De lo contrario no se explica que hayan insistido en una reforma laboral cuyo propósito parece ser "proteger" a los trabajadores de los malignos empresarios al desvincularlos completamente de su relación con ellos. Y claro, tiene sentido, después de todo en la lógica socialista un desempleado no tiene quien lo explote, ni quien abuse de él.
Si la reforma laboral se aprueba finalmente como está diseñada, el golpe al bienestar de los trabajadores chilenos, esos que por lo visto no importan demasiado a la ministra Rincón, será devastador. Pero hay más, porque nuestros iluminados todavía deben dilucidar cómo será la nueva Constitución. Lo que sí sabemos en todo caso es que, dígase lo que se quiera, ella será mucho peor que lo que tenemos hoy desde el punto de vista de la estabilidad institucional y económica del país. Nada de eso, hay que insistir en esto, preocupa a quienes gobiernan porque la fe socialista y la sed de poder es más importante. El ideal perseguido es tan noble y el botín tan grande, piensan, que no existe sacrificio lo suficientemente alto.
Así avanza Chile por el camino de Argentina, arruinando a un paso arrollador lo que tanto costó construir y socavando la credibilidad de la democracia en un país que ya no crea oportunidades sino que las destruye, que ha caído en una espiral delictiva cada vez más aguda -la que, por cierto, incluye un desatado terrorismo en el sur que ha sido estimulado por diversos gobiernos y por el Poder Judicial- y que no ofrece estabilidad ni diálogo pacífico, sino puro conflicto. Sumado al desprestigio de nuestros partidos e instituciones, todo este cuadro podría llevar tarde o temprano a que la gente de verdad pierda la fe en la democracia como un sistema capaz de ofrecer gobernabilidad, estabilidad social, seguridad personal y prosperidad económica. Y eso es lo más grave de toda esta historia. Porque no hay que engañarse: Chile cada vez se acerca más a convertirse en una democracia fallida, incapaz de garantizar seguridad, estabilidad y prosperidad.
Está por verse si nuestra clase política entra en razón y logra arreglar lo que ha roto o terminamos, como nuestros vecinos, con una democracia de fachada o algo peor.

martes, 2 de junio de 2015

El desafío

"Unas cuantas señales acertadas pueden bastar para reencender los poderosos motores de progreso con los que cuenta una economía de libre mercado..."  

7 Comentarios
  

La semana política


"Una estrategia políticocomunicacional que pasa por alto los hechos choca con el sentido común y trae como reacción el rechazo..."

  

El zapato volador que no veremos"



¿Se imaginan qué pasaría si la Presidenta Bachelet y Sergio Jadue aparecen juntos en el Estadio Nacional para inaugurar la Copa América?.."
Estamos a dos dias de junio y con junio llega la Copa América, que se inaugura el jueves 11 a las 20:30 horas.
Creo que todos estábamos esperando con ansias que llegara luego esa fecha. Los que disfrutamos con el fútbol queríamos ver a varios de los mejores jugadores del mundo haciendo maravillas sobre pastos chilenos. Pero también hay otros, como los políticos, que han tenido un pésimo semestre y que necesitan que la atención de las multitudes se concentre en otros asuntos distintos al lamentable espectáculo que han dado durante los últimos meses.
Incluso más. Los gobernantes de las naciones se pelean por ser anfitriones de un gran evento deportivo internacional: la agenda se llena de noticias positivas y populares al tiempo que la población se olvida, al menos por algunas semanas, de sus problemas cotidianos. El país se une en torno a su selección y la gente suele tener un buen comportamiento, porque a todos nos importa dejar una buena impresión ante los miles de turistas que llegan a participar de la fiesta deportiva. Es el mismo fenómeno que ocurre con las familias que siempre quieren tener la casa llena de visitas para maquillar lo que algunos llaman "la tragedia doméstica de la vida cotidiana".
Los gobiernos que organizan campeonatos mundiales o juegos olímpicos usualmente mejoran su popularidad en las encuestas. Por eso, presidentes, ministros, parlamentarios y alcaldes siempre intentarán tener el máximo protagonismo en todos los eventos relacionados con el torneo en cuestión.
Pero la mala noticia para nuestras autoridades de turno es que la Copa América 2015 no parece ser el mejor momento para intentar la otrora recomendable simbiosis entre fútbol y política.
¿O se imaginan qué pasaría si la Presidenta Bachelet y Sergio Jadue, presidente de la ANFP, se suben juntos a un escenario instalado en el centro del Estadio Nacional para dar por inaugurada la Copa América? Y ojo que ni siquiera estoy contemplando que se asome Joseph Blatter, recién re-re-re-re-reelegido presidente de la FIFA. Yo supongo que la pifiadera se escucharía hasta Zurich, donde está la sede de la Federación Internacional de Fútbol.v Así las cosas, yo me atrevería a descartar desde ya los siguientes acontecimientos:
-"Puntapié inicial" de la gobernante , con zapato volador incluido, en ninguno de los 26 partidos que contempla el torneo.
- Presencia de Sebastián Dávalos Bachelet en la tribuna presidencial para cualquiera de los encuentros, salvo que se quiera poner a prueba la Ley de Violencia en los Estadios. Las entradas que ocuparía él se las podrían ceder al señor que compró los terrenos a Caval.
-Arribo a Chile de varios de los más altos dirigentes del fútbol mundial y de encumbradísimos ejecutivos de las empresas que se ganaron los derechos de la Copa América. Algunos están presos en Suiza; un par, internados en clínicas, y el resto fugados o fondeados. Sus asientos podrían sortearlos entre los estudiantes universitarios vulnerables que no serán favorecidos por la gratuidad el próximo año.
Si hacemos esto, quizás podamos disfrutar tranquilos de una Copa América que nos deleite con fútbol... y solo fútbol. Para que nos dé un poco de alegría a nuestro corazón; es lo único que le pedimos, al menos hoy.