"Tener una comunicación clara y directa de manera de dialogar sin evadir los temas y poniendo límites, es fundamental. El autocuidado en la red es indispensable para esta generación..."
Los padres se encuentran alarmados, y con razón, por una fuerte erotización de los comportamientos de sus hij@s a través de las redes sociales. Circulan toda clase de historias, algunas con finales realmente trágicos, acerca de una autoexposición cargada de erotismo y sin pensar en los riesgos de púberes y adolescentes.
Ya no se trata de que visiten sitios eróticos, sino que con el aumento de las "selfies", comienzan a sacarse fotos por iniciativa propia o a pedido de los compañeros, con poca ropa y en poses atrevidas, las que en minutos de impulsividad envían. El sentido de respeto por sí mismo y de intimidad parece haberse perdido.
Con mucha frecuencia estas fotos así obtenidas son reenviadas por el destinatario "Urbi et Orbe", con lo que la niñita queda expuesta a ser víctima de bromas y a ser considerada "fácil", como le sucedió a Brenda. Ella, de catorce años, bastante ingenua y muy enamorada de su pololo, accedió a sacarse una foto en bikini bastante provocativa. Él, de la misma edad y muy inmaduro, se la reenvió a todos sus amigos. Además, terminó con ella porque no le gustaba que fuera "tan libertina". Por cierto, ella lloraba y decía "nunca me imaginé que fuera a hacerme algo así. Yo estaba segura que me quería de verdad".
Ayudarla a procesar la pérdida de autoestima que esto significó y que aprendiera que la conducta de intimidad en relación a la sexualidad tiene que ser una norma -que cuando se quiebra, se produce una pérdida del necesario autorrespeto- fue un proceso largo y difícil.
Brenda quiso cambiarse de colegio por la estigmatización de que fue víctima por las continuas bromas de doble sentido y de pésimo gusto de que era objeto, sin contar con las proposiciones obscenas que tuvo que soportar. Pasó a ser la niña de la foto y alumnos de otros cursos iban a molestarla. Hay pocas situaciones que se extiendan más y se deformen por rumores falsos, que las relacionadas con la sexualidad y, así, las personas se transforman en víctimas de su conducta irreflexiva y se sienten humilladas. Es necesario que familia y colegio hagan una alianza para enfrentar el problema, que está dejando la erotización creciente y prematura del contexto escolar. Más que darles sermones a los niños, es conveniente que sean actores activos de una campaña sobre los riesgos en la red y sobre cómo protegerse. Por ejemplo, hacer trabajos en grupo, foros, afiches, videos, entrevistas a expertos y seminarios, para profundizar y reflexionar acerca de los riesgos a que están expuestos. Tener una comunicación clara y directa de manera de dialogar sin evadir los temas y poniendo límites, es fundamental. El autocuidado en la red es indispensable para esta generación.
Ya no se trata de que visiten sitios eróticos, sino que con el aumento de las "selfies", comienzan a sacarse fotos por iniciativa propia o a pedido de los compañeros, con poca ropa y en poses atrevidas, las que en minutos de impulsividad envían. El sentido de respeto por sí mismo y de intimidad parece haberse perdido.
Con mucha frecuencia estas fotos así obtenidas son reenviadas por el destinatario "Urbi et Orbe", con lo que la niñita queda expuesta a ser víctima de bromas y a ser considerada "fácil", como le sucedió a Brenda. Ella, de catorce años, bastante ingenua y muy enamorada de su pololo, accedió a sacarse una foto en bikini bastante provocativa. Él, de la misma edad y muy inmaduro, se la reenvió a todos sus amigos. Además, terminó con ella porque no le gustaba que fuera "tan libertina". Por cierto, ella lloraba y decía "nunca me imaginé que fuera a hacerme algo así. Yo estaba segura que me quería de verdad".
Ayudarla a procesar la pérdida de autoestima que esto significó y que aprendiera que la conducta de intimidad en relación a la sexualidad tiene que ser una norma -que cuando se quiebra, se produce una pérdida del necesario autorrespeto- fue un proceso largo y difícil.
Brenda quiso cambiarse de colegio por la estigmatización de que fue víctima por las continuas bromas de doble sentido y de pésimo gusto de que era objeto, sin contar con las proposiciones obscenas que tuvo que soportar. Pasó a ser la niña de la foto y alumnos de otros cursos iban a molestarla. Hay pocas situaciones que se extiendan más y se deformen por rumores falsos, que las relacionadas con la sexualidad y, así, las personas se transforman en víctimas de su conducta irreflexiva y se sienten humilladas. Es necesario que familia y colegio hagan una alianza para enfrentar el problema, que está dejando la erotización creciente y prematura del contexto escolar. Más que darles sermones a los niños, es conveniente que sean actores activos de una campaña sobre los riesgos en la red y sobre cómo protegerse. Por ejemplo, hacer trabajos en grupo, foros, afiches, videos, entrevistas a expertos y seminarios, para profundizar y reflexionar acerca de los riesgos a que están expuestos. Tener una comunicación clara y directa de manera de dialogar sin evadir los temas y poniendo límites, es fundamental. El autocuidado en la red es indispensable para esta generación.
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