jueves, 10 de noviembre de 2016

Paranoía

"La victoria de Trump en las elecciones norteamericanas tiene a muchos en un estado de estupor muy parecido al del humanista vienés Stefan Zweig, cuando supo la noticia de que la Segunda Guerra Mundial había comenzado...".

Cristián Warnken

El próximo lunes, en Santiago, dentro de un ciclo de conversaciones abiertas al público, "Vivir en tiempos de crisis", entrevistaré al psicoanalista italiano Luigi Zoja. Fue la lectura de su libro de sugerente título -"La muerte del prójimo"- lo que me motivó a entrevistarlo. Pero la victoria de Trump en las elecciones norteamericanas me obligó a cambiar el eje de la conversación que sostendré con Zoja.

La velocidad de estos tiempos es vertiginosa y a cada instante nuestros guiones hechos y nuestras pautas de interpretación de la realidad parecen hacerse trizas, porque -como lo anticipara hace décadas el filósofo francés Baudrillard- "todo lo sólido se desvanece en el aire". Uno ya no puede instalarse en nada: por todos lados la realidad supera a la ficción y nuestros métodos de análisis para entender esa realidad se han vuelto inoperantes.

Estamos en tiempos muy parecidos a los que le tocó vivir a San Agustín, el autor de las "Confesiones", quien vio con estupor -mientras agonizaba- arder la ciudad africana de Hipona (la actual Argel), recién conquistada y arrasada por hordas de invasores. Su muerte próxima era también el fin de un tiempo, de su época.

Lo mismo le ocurrió a Stefan Zweig, quien se encontraba en Londres cuando supo la noticia de que la Segunda Guerra Mundial había comenzado. Zweig, austríaco de origen judío, ve con espanto cómo el mundo en el que él había vivido, la Viena refinada y culta (la de la gran música clásica), parte del sólido imperio austrohúngaro, comenzaba a desmoronarse ante sus propios ojos. Del espanto e incredulidad de Zweig nacerá ese libro memorable que es "El mundo de ayer".

La victoria de Trump en las elecciones norteamericanas tiene a muchos en un estado de estupor muy parecido al del humanista vienés. Y por eso -para preparar la conversación con Zoja- me puse a releer atentamente otro libro suyo, "Paranoia", en el que el psicoanalista italiano se pregunta por qué personalidades con rasgos psicóticos inventan un relato paranoico que seduce a las mayorías en tiempos de crisis, sin pensar que estos monstruos devoradores terminarán por sacrificar a aquellos que prometió salvar. El caso de Hitler es el más obvio, pero también en Latinoamérica tenemos a Chávez, a Fidel Castro y, en nuestro propio país, a Pinochet.

No hay pueblo que se salve de la atracción de estos campeones de la hybris (la "desmesura" para los griegos), cuando la inseguridad y el miedo ante los cambios y la aparición de una realidad nueva que no manejamos ni conocemos (la globalización, el shock de las inmigraciones masivas) nos hacen vulnerables a la paranoia, aptos para ser hipnotizados por personajes que surgen de la sombra, de un rincón marginal del escenario para convertirse en los protagonistas de una tragedia shakesperiana. ¿Cómo Trump, un conductor de un reality-show que dirigiera por años, pudo hacerse del poder en el país de Lincoln, Kennedy y de Whitman, el poeta del amor universal y la conciencia cósmica y democrática?

Jung encontró en el inconsciente colectivo alemán las causas profundas de ese delirio colectivo que llevó a ese pueblo amante de la música y la filosofía a la barbarie y el horror. Más que las reflexiones de los analistas políticos de estos días, me interesa entender por qué "grandma" ( grandmother ), una anciana dulce y maravillosa del pueblito de Blue Hill, en Maine, lectora de Dickens, una mujer que adoptó a dos niños coreanos y en cuya casa de verjas abiertas y bosques frondosos vivió mi mujer una experiencia de intercambio idílica en su juventud, por qué "grandma" votó por Trump.

Espero que un psicoanalista como Zoja me ayude a revelar la naturaleza de la "sombra" (la expresión es de Jung) que se apoderó de Estados Unidos, sombra que lo puede llevar a un despeñadero parecido al de Alemania, cuando un pintor fracasado, Adolf Hitler, pasaba a segunda vuelta en las elecciones presidenciales del 13 de marzo de 1932...

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