sábado, 27 de agosto de 2016

HOY ME SIENTO BIEN

Hoy me siento bien. No es que las cosas vayan mejor que nunca ni nada por el estilo. No ha sucedido nada glorioso ni que vaya a capturar la atención de todo el mundo en la mesa. No hay titulares, vaya. Lo siento. Es sólo que hay días en los que por alguna extraña razón que desconozco el presente lo inunda todo.

Y cuando eso pasa, en ese momento perfecto, sólo cabe cerrar los ojos un instante y gozar ese sentimiento en toda su plenitud… y hacerlo sin intentar agarrarlo porque en cuanto lo intentes agarrar… ¡Zas! ¡Ya se te ha ido!

Y eso es lo que he hecho hoy, dejarme inundar por un presente que lo ha llenado todo no porque contenga todo lo que deseo sino precisamente por lo que es: presente.

Hoy me siento bien. Estos días en los que soy consciente, aunque sólo sea por un instante, de que el presente ya contiene todo lo que necesito para ser feliz [repito: todo], ese día, si viviera en una tribu, los chamanes centenarios me darían un abrazo solemne que sería el símbolo del acceso al mundo de los hechiceros sabios que contienen la sabiduría ancestral. Hoy ha sido uno de esos días en los que he accedido a ese estado [Aunque, te confieso, ningún hechicero me ha dado ningún abrazo lleno de solemnidad].

Hoy me siento bien. Estoy en paz con el pasado y también con el futuro. Con los dos. Sé que son perfectos y que contienen todo lo que necesito para aprender lo que quiera que sea que tengo que aprender en este viaje por la Tierra. Estoy agradecido con todo lo que me ha pasado, me pasa y me pasará.

No creas que todo es como yo lo diseñé, para nada. Es sólo que he tomado consciencia de que la Vida sabe más que yo y de que desde la mente grande las cosas que pasan tienen más sentido que las que mi mente pequeña se había empeñado en conseguir. Estoy tan agradecido con cada suceso de la vida que podría estar un año hablando de ello en este blog [Nota: Puedes estar tranquilo; no lo haré].

Hoy me siento bien porque me di de baja de Director General del Universo. Ahora soy sirviente de la vida y estoy allí donde más puedo aportar. Y eso lo ha cambiado todo.

Hoy me siento bien. Quizá se porque me he dado cuenta de que la felicidad es consecuencia no de los resultados que obtengo ni siquiera de lo que hago sino de que tome todas y cada una de mis decisiones desde el amor. No es que me sienta bien porque acierte siempre, que no lo hago, sino porque estoy entrenándome denodadamente para tomar todas y cada una de las decisiones desde ese sitio en el que decido desde lo que quiero y no desde lo que no quiero. Pero no te creas… me ha tomado un buen rato entender esto. Sigo entrenando.

Hoy me siento bien. Es difícil de explicar pero me siento protegido de alguna manera por la Vida…

Hoy me siento bien. Quizá porque me siento muy afortunado de estar por este mundo y de hacer lo que hago acompañado de personas maravillosas [en realidad todas lo son, lo que pasa es que hay que tener el ojo entrenado]. No es que viva todo el día en una luna de miel pero vivir las relaciones desde la consciencia hace de este viaje algo realmente extraordinario. Gracias por estar por aquí cerca…

Hoy me siento bien… quizá influya que lleva toda la tarde sonando Jack Johson a todo volumen… jejeje… primero en la bici y después en casa con una puesta de sol espectacular… Hoy me siento bien, quizá sea porque me apetece comerme el fin de semana a cucharadas…

Hoy me siento bien. Y tu también puedes porque sentirse bien es ante todo una decisión que puedes tomar ahora mismo, mientras lees esto. Sentirse bien es inevitable cuando se toma cada decisión desde el amor. Sólo eso.

¡Feliz fin de semana! ¡Arrancamos!

MENOS ES MAS

MENOS ES MÁS

Si con todo lo que tienes no eres feliz, con todo lo que te falta tampoco lo serás.

Hace un tiempo sentí la necesidad de hacer una limpieza integral de mi vida, de poner orden y de sacar todo aquello que ya no pintaba nada. No es porque mi vida estuviera atiborrada de trastos ni nada por el estilo; no tiendo a acumular objetos pero me di cuenta de que el mero hecho de vivir genera y acumula materia, incluso cuando se tiene la intención puesta en que esto no sea así.

Así que escudriñé cada habitación, armario, cajón, esquina del trastero o de mi ordenador en busca de lo superfluo, de lo trivial, de lo que llevaba tiempo sin usar, de todo aquello susceptible de ser regalado, donado, tirado o vendido.

Cada objeto se convirtió en sospechoso. Fui receloso de cada prenda de ropa que llevaba meses sin ponerme. Me pasé semanas ordenando documentación, sometiendo a juicio a cada libro que ocupaba una pequeña parcela de balda, mirando la fecha de caducidad de cada alimento que usurpaba un espacio en la despensa.

Aunque siempre había sabido que menos es más y había vivido bajo ese principio, lo cierto es que cuando terminé este proceso me sentí ligero, lleno de energía, espontáneamente feliz. El orden, la sensación de limpieza, los cajones medio vacíos y con espacio… todo esto me proporcionó un tipo de alegría y frescura que deseo que todo el mundo pueda experimentar alguna vez.

Siempre había pensado que menos es más pero desde que pasé por este proceso tiendo a pensar, y creo cada vez seremos más los que pensemos así, que alquilar suele ser más sexy que tener, que es interesante someter cada compra a un juicio sumarísimo para no llenar la existencia de fruslerías, que tener menos nos permite ser más, que no somos lo que tenemos ni tampoco lo que hacemos sino que somos lo que somos y que a veces es necesario quitar la hojarasca para encontrar la esencia.

Desde que pasé por este proceso tiendo a pensar que saber que uno puede hacer una mudanza en unas pocas horas es una manera de experimentar la libertad al alcance de cualquiera, que gozar de una vida sencilla es simplemente delicioso y que viajar siempre muy ligero – pero mucho- de equipaje me ha convertido en una persona más optimista y confiada.

Esencia minimalista es un libro que expone perfectamente estos principios y por eso, querido lector, te invito a que estudies este libro y a que apliques sus ideas y propuestas porque detrás de su aparente sencillez encierran una sabiduría que necesitamos mucho en estos momentos de caos informativo, de confusión mental, de dudas acerca de quiénes somos y de cuál es nuestra misión aquí.

Lucía ha hecho un libro sencillo [no podía ser de otra manera tratándose del tema que se trata], valiente [en plena euforia del tener no es fácil apostar por un estilo de vida minimalista], pero sobre todo, consciente, porque te invita a que primero seas consciente de quién eres para después trasladar eso a tus acciones y a tus posesiones así que gracias Lucía por este libro que abrirá las puertas a muchas personas a un estilo de vida minimalista, a un estilo de vida donde menos es más.

Sergio Fernández

Reencuentros

Vaya, cuando uno menos se lo espera, las cosas aparecen y de pronto en muchas ocasiones nos toman desprevenidos, pero cuando se trata de algo bueno, más bien nos producen una gran emoción. Recordar grandes momentos con aquellas personas que compartiste por mucho tiempo dentro de un salón de clases, verlos de nuevo, es una gran experiencia agradable y gratificante.
Tal vez nos separemos por caminos distintos, pero yo tengo la esperanza de volverte a ver.
Esa posibilidad existe con el paso de los tiempos. Cuando crecemos, nos separamos muchas veces de aquellas grandes amistades y no porque así lo planeemos, son circunstancias de vida (trabajo, matrimonio, cambio de residencia, etc.). Es dura dicha separación y por ende, hay que ser positivos y pensar que no será para siempre, es decir, siempre habrá el momento indicado para un encuentro. Si por el contrario, hemos perdido "la pista de nuestro amigo", no hay que desesperarse, hay que buscarlo por tierra, cielo y mar (gracias a las redes sociales, es posible ubicar a las personas), nunca hay que rendirse en la búsqueda de ese amigo, porque si en verdad nos aprecia, él o ella nos estarán buscando también.
Hasta que pasan un par de años, uno se da cuenta de lo importante que son en nuestra vida, porque se vienen a la mente aquellas situaciones alegres y también las tristes que ocurrieron a lo largo de todo el año escolar, pero al final, esta convivencia solo va abonando para remembrarlas con el pasar de la época. Tenía ya un par años de no verlos, no saber qué había sido de su vida; hasta que un día, internet nos unió de nuevo: El Facebook. Esta herramienta tecnológica nos reunió prácticamente, porque toda la promoción, estábamos conectados con dicha red social.

Llegamos al lugar acordado para la reunión, y por cada uno que iba llegando, llevaba consigo aquella sensación rara pero bonita, la ilusión de reencontrarse con aquellos camaradas especiales y queridos.

Claro, todo lo lindo y sin palabras, también tiene un lado triste, los ya grandes amigos y compañeros que han muerto, es muy sentimental, porque nunca pensé que la última vez que hablaría con ellos, sería aquella ocasión que nos graduamos, para luego, nunca más hacerlo de nuevo. Pero la vida para los demás continuó, a pesar que ya estábamos más grandes de edad, aquel espíritu joven está intacto e inquebrantable y más fuerte que nunca. Las comparaciones no hicieron falta, porque ya no nos veíamos como en las fotografías de hace años, risas y admiración por lo que habíamos cambiado era el común denominador.

Al final, cominos, reímos, charlamos, lloramos y nos volvimos a ver de nuevo. Esta experiencia única de reencontrarte con tu promoción muchos años después, no se puede explicar con palabras, en mi interior quedó la gran satisfacción de ver a mis amigos ya en plena adultez, siendo madres y padres de familia ejemplares para la sociedad. Y estas nuevas fotografías tomadas en la reunión, serán las fieles y para siempre testigos de nuestra gran amistad. ¡GRACIAS PROMOCIÓN!.

lunes, 15 de agosto de 2016

ATREVETE A SOÑAR.


Por Marcelo Javier Solís Mena .

“¿Por qué permanecer en la tierra, si no es para crecer?” – Robert Browning.

CUENTA UNA ANÉCDOTA que un día estaban los animales del bosque haciéndole barra a un grupo de ranitas que competirían para llegar a la cima de una montaña. Todas ellas tenían el sueño de ganar ese día. Sin embargo, como siempre hay quienes critican y desaniman a los demás, un grupo de animales empezó a vociferar palabras desalentadoras. Entre los gritos y las burlas, decían que no lo lograrían jamás. Las competidoras, al escuchar tales palabreríos, una a una se desanimaron y fueron abandonando la pista de competencia, hasta que finalmente quedó solo una, la cual fue la única que logró hacer realidad el sueño de convertirse ese año en la ranita campeona.

Mientras la coronaban con el laurel, hubo alguien que la entrevistó. Entre las preguntas que le hizo, trató de averiguar qué fue lo que la motivó para lograr esa conquista. Fue entonces, cuando todos los animales se enteraron que esa ranita, era sorda.

Aunque el relato es ficticio y muy sencillo, encierra una gran lección. No todas las personas que tienen sueños en la vida logran realizarlos. ¿Por qué? Existen muchos factores externos que nos desmotivan y contribuyen a que tomemos decisiones equivocadas.

No esperes que otro lo haga

Ante todas las cosas, debes saber que tú eres el único responsable de lo que recibas de la vida. Por eso se dice en la Biblia, que “todo lo que te venga a la mano para hacer, hazlo con todas tus fuerzas” (Eclesiastés 9:10, parafraseado).

No busques razones para no hacer lo que a ti te toca. Renuncia a toda especie de quejas y esfuérzate por hacer, crecer y lograr.

¿Recuerdas la historia de Todo el mundo, Alguien, Cualquiera y Nadie?

Existía una importante labor para realizarse y “Todo el Mundo” estaba seguro de que “Alguien” lo haría.
“Cualquiera” pudo haberlo hecho, pero “Nadie” lo hizo.
A “Alguien” le dio coraje sobre eso, porque era trabajo de “Todo el Mundo”.

“Todo el Mundo” pensó que “Cualquiera” podría hacerlo, pero “Nadie” se dio cuenta que “Todo el Mundo” lo haría.

Todo terminó en que “Todo el Mundo” culpó a “Alguien” cuando “Nadie” hizo lo que “Cualquiera” pudo haber hecho.

Fin de la historia: no se logró hacer esa importante tarea.

Moraleja: si hay algo que hacer, hazlo tú. No esperes que otro te quite el privilegio de hacerlo. ¡Cumple tu sueño! ¡Hazlo tú mismo! Nadie lo hará por ti. Sé el arquitecto de tu propio destino. Deja que todo el mundo siga pensando a su manera, tú debes ser diferente a los demás, no te compares con nadie, no eres como cualquiera, aunque alguien crea que eres un fracasado, te quiero decir que, si ya aceptaste a Cristo en tu corazón, en realidad eres un hijo de Dios, nacido para triunfar.

El músico y compositor alemán, Ludwig van Beethoven, dijo una vez: “Haz lo necesario para lograr tu más ardiente deseo, y acabarás lográndolo”.

Algunos venenos letales contra los sueños

Muchas personas no consiguen realizar sus sueños porque los dejan morir y envenenarse con los sentimientos sombríos de fracaso. A continuación, mencionemos algunos venenos mortíferos que matan los sueños y destruyen las esperanzas de triunfo.

La crítica

En un diario de Ontario, Canadá, apareció el siguiente aviso:

“El lector quizá encuentre algunas erratas de imprenta en este diario. Tenga en cuenta que son intencionadas. Este diario trata de imprimir algo para todo el mundo y hay personas que siempre buscan las faltas”.

Winston Churchill ejemplificó integridad y respeto en la cara de la oposición.  Durante su último año de oficio, asistió a una ceremonia oficial.  Varias filas atrás de él escucharon a dos caballeros murmurando. “Ese es Winston Churchill.  Dicen que se está poniendo senil.  Dicen que debe hacerse a un lado y dejar que hombres más dinámicos y capaces dirijan al país.”  Cuando la ceremonia terminó, Churchill dio la vuelta y les dijo: “¡Caballeros, también dicen que está sordo!” (Barbara Hatcher, Discursos Vitales, Marzo 1, 1987).

La crítica y el chisme son unos de los venenos más desmotivadores para hacer realidad tus sueños.

“Chisme es el microbio más mortal.  No tiene ni patas, ni alas.  Está enteramente compuesto por cuentos y la mayoría de ellos tienen aguijones que pican y arden” (Morris Mandel. Bits & Pieces. Junio, 1990, p. 22).

Un soldado persa se ocupaba en denigrar al jefe supremo de sus enemigos: a Alejandro el Grande. Un capitán que le oyó, le amonestó: “Soldado: Se te está pagando para que luches noblemente contra Alejandro; no para que lo denigres”.

Cuando alguno venga a contarnos los defectos de otro hermano, digámosle: “Hermano: tú estás salvo de tales defectos para que luches noblemente en oración y con simpatía cristiana, no contra tu hermano, sino contra sus defectos”.

Muchos te criticarán porque no creerán en ti. Algunos sólo lo harán por causa de la envidia; otros, porque no reconocen el potencial que tienes para lograrlo. Aprende la lección de la ranita sorda. No prestes oído a los murmullos desalentadores ni a las burlas. Cierra tus oídos a las palabras necias, pero ábrelos a las palabras de los sabios. Escucha atentamente la voz de Dios, cuando aprueba tu lucha para convertir en realidad tu sueño.

Pesimismo

La estrella del basquetbol, Michael Jordan, dijo: “Si uno acepta las expectativas de los demás, especialmente las negativas, nunca podrá cambiar el resultado”.

Dos monjes iban caminando por el campo al atardecer; mientras caminaban, oraban y reflexionaban.
Un poco antes de acercarse a un río que tenían que cruzar, el cual no tenía puente para hacerlo, se les acercó una mujer muy guapa, pidiéndoles que le ayudaran a cruzar el río.

Uno de ellos, inmediatamente dijo que sí, mientras el otro lo veía con mirada de desaprobación.

El que se apuntó para ayudar a la bella mujer la subió en sus hombros y terminado el río la bajó de sus hombros, la mujer quedó muy agradecida con ese monje.

Los monjes siguieron su camino y el que no aprobó la decisión empezó a reclamarle al monje que ayudó a la mujer a cruzar el río acerca de su comportamiento: “¿Por qué subiste a esa mujer a tus hombros?, ¿no sabes que en el convento nos tienen prohibido mantener contacto con mujeres?”

El monje que había ayudado a la mujer no respondía a las preguntas del otro monje.

Siguieron su camino y el monje insistía en sus preguntas, a lo que el otro monje no respondía.

Poco antes de llegar al convento, el monje le volvió a cuestionar acerca de lo que había hecho y por fin el monje respondió: “Hace más de cuatro horas que esta mujer ya no está cerca de mi cabeza, pero sigue en la tuya. ¿Qué ganas con hacerte daño al tener en tu mente cosas del pasado?, ¿qué ganas con tener en tu mente cosas que a ti no te afectan?”

No permitas que el negativismo de los demás contamine tu alma. Mantén fuerte la llama de la pasión para cumplir tu sueño. Tampoco dejes que las opiniones de los demás la apaguen.

Tristemente, hay pésimas personas que sólo sirven para criticar tus acciones, aun cuando tus intenciones sean buenas. No dejes contaminar tu alma con el pesimismo de los demás. Actúa por convicción.

En su libro, Su mejor vida ahora, en las páginas 14 y 15, Joel Osteen nos dice la siguiente información:

Uno de los dichos comunes entre prisioneros norteamericanos con muchos años por delante en prisión es: “No hay nada en el futuro para ti”. Es una frase triste y sin esperanza, que les roba cualquiera esperanza que pudieran tener. “No tienes ninguna entrada monetaria; a tus hijos les da pena decir que son parientes tuyos; tu esposa ya no te visita y probablemente se divorciará de ti antes de que pases mucho tiempo; nada cambiará en tu vida. No esperes nada mejor. Estás recibiendo lo que merecías. No hay nada en el futuro para ti”.

Lo triste es que muchas personas que viven en libertad viven detrás de las barras que ellas mismas han colocado en su vida, y se han sumido en las mismas maneras de pensar: “Esto es lo mejor que puedes esperar. Nunca mejorarás, así que mejor cállate, siéntate y sopórtalo”.

¡No! ¡Tú puedes salir de esa prisión! La puerta no tiene seguro, y si lo tuviera, recuerda que cada puerta tiene una llave, búscala y sal de tu aprisionada manera de pensar. Espera que lleguen cosas buenas a tu vida y comienza a creer que Dios tiene un futuro grandioso esperándote. ¡Sí! Dios tiene cosas buenas por delante para ti. Abandona cualquier sentimiento de pesimismo. Hay un sueño que espera por ti para que lo cumplas. Si lo logras, sólo así sentirás verdadera satisfacción, y llegarás a creer con mayor convicción de que tu vida no ha sido en vano.

Stephen Crane ha dicho algo muy significativo: “El que puede cambiar sus pensamientos puede cambiar su destino”. Deja de pensar negativamente, y piensa en grande, en positivo y en victoria.

Sueños irrealistas

“Mamá, cuando yo sea grande, voy hacer una escalera tan alta que llegue al cielo para ir a coger estrellas. Me llenaré los bolsillos de estrellas y de cometas, y bajaré a repartirlas a los chicos de la escuela. Pero a ti voy a traerte, mamita, la luna llena, para que alumbres la casa sin gastar en luz eléctrica”.

Tener anhelos en la vida nos motiva a ser soñadores, pero debemos saber que nuestros sueños deben ser realistas, no ilusorios ni fantasiosos. “Hay que tener aspiraciones elevadas, expectativas moderadas y necesidades pequeñas” (H. Stein).

Si tú eres una persona real, tus sueños deben ser reales para poderlos realizar. Tus metas deben ser alcanzables, porque, de no ser así, sencillamente, morirás en la oscuridad de la frustración. Mide tus fuerzas, tus capacidades, tu amor y tu interés por lograr alcanzar algo o convertirte en alguien. Sé realista con lo que te desafíes a ti mismo. Cumple tu sueño con alegría.

El estancamiento

Poseer un sueño, y no salir a su encuentro en la vida, es como un barco fuera del agua. Está estancado, y sin necesidad de ancla, simplemente, le es imposible navegar los mares que le esperan.

Y peor aún, si no tienes un sueño en la vida, te compararé a un automóvil sin tener a alguien que lo conduzca; sin llantas y sin motor. ¿De qué sirve que sea un auto? ¿Del último modelo? Si no tiene estos elementos, no cumple su función. Está, simplemente, varado. Así es la vida de quien no posee un sueño.

El estancamiento es otro veneno que asesina los sueños. Quien ha logrado algo en la vida y se conforma con eso, deja de crecer. Se estanca, se enferma, y finalmente muere. Quizá esto que te estoy diciendo lo pueda explicar mejor ilustrándotelo con el agua que pasa por las tuberías. Imagínate, ¿qué pasaría si el agua se estanca y dejara de correr? Ésta se ensuciaría con mucha facilidad, luego empezaría a desprender un olor desagradable porque habrá iniciado un proceso de putrefacción, y finalmente, cuando el agua ya esté podrida, sencillamente no servirá para los usos domésticos, ni para tomar, ni para ningún uso higiénico. Sencillamente esa agua, no servirá más.

Eso mismo puede pasar con la vida de quien se estanca en el camino. Empieza a perder algunas habilidades, se entorpece y deja de crecer. El estancamiento no te lleva a ningún lado. El estancamiento es sinónimo de pérdida, fracaso y muerte. Y seguramente, tú no quieres morir sin haber hecho realidad tu sueño.

Debes correr como el agua fresca de un arrollo y cumplir la misión de tu vida. Hazlo con convicción, como quien ha sido llamado por Dios para cumplir una misión en esta tierra. Recuerda que Dios tiene un plan para tu vida.

No tengas bajas expectativas, porque te atraparán en la mediocridad. Cultiva pensamientos de victoria, de abundancia y de esperanza; pensamientos buenos, puros, excelentes y nobles.

Eleva tu nivel de expectativa; comienza a visualizarte recibiendo los laureles del éxito. Espera los favores de Dios en tu vida y confía en su grandeza y poder.

Después de alguna caída, que ciertamente puedas tener, levántate y enfrenta cada día con entusiasmo y fe en Dios. No olvides que Dios tiene un plan para ti. No te estanques. Prosigue adelante.

El conformismo

Muchas personas se conforman con lo muy poco. Tú, no te conformes con lo que tienes, ni con lo que haces y piensas. Mira el siguiente pensamiento:

Haced más que oír: atended.
Haced más que atender: comprended.
Haced más que pensar: ponderad.
Haced más que hablar: decid algo.
Haced más que existir: vivid.
Haced más que sentir: socorred.
Haced más que mirar: observad.
Haced más que leer: asimilad.

No te conformes nunca con lo que tienes, ni con lo que eres, mucho menos con lo que sabes. Hay muchas cosas más por descubrir en la vida, hay mayores alturas a las que se puede elevar el alma, y, existen nuevos terrenos por recorrer en la vida. Hay más para explorar; hay más para conocer. También puedes llegar a ser mejor cada día, pero todo depende de cuán dispuesto estés a conseguirlo.

Crece cada día

Debes asumir el reto de crecer cada día. Adquiere compromiso con la vida, con Dios, con tus semejantes. Adquiere un compromiso contigo mismo de crecer cada vez más. No te quedes en el sitio en que te encuentras. Avanza, crece, sigue adelante. Sólo así podrás avanzar para hacer tu sueño una realidad.

Hay algo importante que debes observar, y es que la vida es linda y demasiado corta como para desperdiciarla en asuntos triviales que no contribuyen en la realización de tus sueños. Debido a que la vida es efímera, tienes poco tiempo para alcanzar tus metas y hacer realidad el sueño de tu existencia.

Inicia lo más temprano que puedas. Si te esfuerzas desde el principio, tendrás recompensas mucho más satisfactorias que las que consigas si empezaras tarde en la vida. Recuerda que nunca se es demasiado joven como para empezar a perseguir un sueño. De hecho, las personas triunfadoras tienen una historia que señala sus esfuerzos iniciales desde muy temprano en la vida. Esto no significa que no haya un lugar de triunfo para los de mayor edad, pero es obvio decir, que entre más temprano inicies, mayor será tu satisfacción de logro.

Tómate tiempo para afilar el hacha

Dos hombres se dedicaron un día entero a cortar leña. Uno de ellos trabajó sin detenerse a descansar, y juntó una pila de leños bastante grande. El otro lo hizo durante lapsos de cincuenta minutos, con otros intercalados de diez minutos en los que descansó. Al terminar, sin embargo, tenía una pila de leños mucho mayor.

– ¿Cómo pudiste cortar tanta leña?– le preguntó el hombre que trabajó sin descanso. Esta fue la respuesta: “Mientras descansaba, afilaba el hacha”. (Thomas Welch).

Afilar el hacha, es lo mismo que recobrar fuerzas, renovarse, volver a contemplar la visión, acariciar constantemente tu sueño y no perderlo de vista; es detenerse en medio de la rutina de los quehaceres cotidianos, darse un espacio, pero no para desperdiciarlo en la inactividad, sino para afilar los buenos ánimos de alcanzar tu sueño en la vida.

Si necesitas retirarte de tus actividades normales por un momento, y si necesitas darte un espacio y un tiempo para renovarte, hazlo, porque esto puede marcar la diferencia en la realización de tus objetivos. Date una oportunidad de renovación. Recupera tus fuerzas, vuelve a tener la visión del inicio. Pero eso sí, no te quedes allí, regresa a tu trabajo, con una visión de mayor alcance, con fuerzas restauradas, con ganas de convertir tu sueño en realidad.

Descubre tu potencial

-Vengo maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no hago nada bien, que soy torpe y todos me rechazan. ¿Cómo puedo mejorar?, ¿qué puedo hacer para que me valoren más?

El maestro le dijo: -Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizá después… -Y haciendo una pausa agregó: -Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y tal vez después te pueda ayudar.

-E… e… encantado maestro -titubeó el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.

-Bien -asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba puesto en el dedo pequeño de la mano izquierda y se lo dio al muchacho, agregando: -Toma el caballo que está ahí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa lo más rápido que puedas.

El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara, hasta que un viejito se tomó la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.

Después de ofrecer su joya a todo el que se cruzaba en su camino, y abatido por su fracaso, montó su caballo y regresó. Entró a la habitación, donde estaba el maestro, y le dijo:

-Maestro, lo siento, pero no es posible conseguir lo que me pediste. Quizá pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que pueda engañar a nadie respecto al verdadero valor del anillo.

-Qué importante lo que dijiste, joven amigo-, contestó sonriente el maestro -Debemos primero saber el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. Quién mejor que él para saberlo. Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto te da por él. No importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joven llegó a la joyería, el joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó, y luego dijo: -Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.

-¡¿58 monedas?!- exclamó el joven.

-Sí, -replicó el joyero -yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé… Si la venta es urgente…

El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

-Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo.             -Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor? Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.

Y, ¿sabes quién es el ojo experto con quien descubrirás tu verdadero valor? Dios. Si ante los ojos del Señor, tú eres valioso y muy estimado por él, entonces no te subestimes. Y como alguien valioso, también posees, junto con tu precio, ricas y grandes habilidades, sólo trata de descubrirlas y ponerlas en práctica. Esto te llevará a estar entre los grandes y triunfadores.

Otro elemento esencial para lograr tu sueño es conocer tu potencial y actuar sin limitaciones. No subestimes tu propio potencial ni te pongas limitaciones. Bien lo decían Robert J. Kriegel y Louis Patler, autores de Si no está roto, rómpalo (If It Aint’t Broke, Break It): “Cuando alguien busca cumplir su sueño, sobrepasa sus aparentes limitaciones. El potencial que existe en nuestro interior es ilimitado y sumamente inexplorado. Cuando se piensa en límites, se los crea”.

Trata de descubrir el potencial que hay en ti, y cuando lo hagas, da lo mejor de ti. En lo personal, creo que tienes más para dar, más para explotar en tu vida. Tienes habilidades que aún no has descubierto. Sólo empieza la búsqueda de ellas en cada elemento que te permita descubrirlas. Pero cuando descubras tus habilidades y tu potencial, entrégaselos a Dios, porque es mejor éstos en las manos de Dios que en las tuyas, y sólo así podrás hacer cosas extraordinarias.

Crear oportunidades

Por último, quiero decirte que debes aprender a crear oportunidades. No esperes que las oportunidades vengan. Si lo haces, el tiempo pasará, y tu sueño sólo será un sueño. Asume riesgos y sé un creador de oportunidades. Cuando las hayas creado, aprovéchalas al máximo. No esperes ningún estímulo externo para hacerlo, motívate a ti mismo. Sé de motor propio, no esperes que otro tenga que empujarte para poder avanzar.

H. W. Arnold dijo: “La peor derrota de una persona es cuando pierde su entusiasmo”. ¡Oye!, ¡despierta! Date una palmadita y sal al encuentro de tu sueño. Debes crearte las oportunidades, aun cuando otros nublen la visión de tus posibilidades para alcanzarlo.

Empieza visualizando en tu mente lo que quieres llegar a ser en tu vida y lo que deseas conseguir, con la bendición y dirección del Creador. Permítete tener una visión de victoria y date la oportunidad de crecer a otro nivel. Recuerda el siguiente principio: Caminamos hacia lo que visualizamos en nuestra mente. Si ahora no puedes ver tu sueño, lo más probable es que nunca ocurrirá en tu vida.

Sin embargo, no te quedes desde lejos viendo tu sueño, ni simplemente deseando alcanzarlo. Wodleott decía: “Somos muchos los que perdemos la mitad de la vida en desear cosas que podríamos alcanzar, si no perdiéramos la mitad del tiempo en desearlas”. Así es, no basta con desear algo, sino en luchar por conseguirlo.

Si tienes deseos de triunfo, tienes buenos deseos. Pero ahora debes aprovechar cada oportunidad que se te presente para triunfar, y si no vienen esas oportunidades, procura crearlas tú. Es más, te aconsejo que no esperes oportunidades en la vida, sino fórmalas tú, a tu propia manera, mediante la dirección sabia de Dios.

Luchar por alcanzar los sueños en la vida no es cosa fácil. Requiere de esmero, dedicación y disciplina. Si cada uno de estos consejos que te he escrito los cumples con fidelidad, ten por cierto que, tarde o temprano, tu sueño será una realidad.

Para que tus sueños se cumplan, debes estar, primeramente convencido de que Dios tiene grandes propósitos para ti. El sueño que Dios tiene para tu vida es mucho más grande y mayor de lo que te puedas imaginar. Pero él prefiere que los vayas descubriendo a medida de que avances en la ruta de tu vida, porque si te los mostrara todos hoy, estoy seguro de que no los podrías asimilar.

Si Dios ha puesto ya un sueño en tu corazón, y te presenta oportunidades para alcanzarlo, ¿luchas confiadamente con fe, sabiendo que puedes lograrlo porque Dios te está llamando a la victoria?

O quizá, te arrinconas con miedo al fracaso, y dices: “Eso es demasiado grande para mí. No soy capaz. No puedo. Nunca podría hacer eso”.

jueves, 11 de agosto de 2016

LO QUE HIZO FALTA


De adeveras te lo digo: me voy padre de tu casa… Lo digo así, ¡de tu casa!, porque no la siento mía. Porque aunque aquí he vivido desde el día en que nací, cuando empecé a comprender, comprendí, debo decirlo así, comprendí que con nacer no basta para ser tu hijo, para tener tu ternura y para tener tu cariño. Y por eso me voy, y ¡gracias! lo digo sinceramente, nada me faltó a tu lado, ni la casa, ni la escuela, ni el juguete favorito, ni la ropa que hoy me viste o el coche que ayer usé…

Pero, ¿soy tan ambicioso, parezco tan exigente si te digo que no basta, que no fue suficiente ni el dinero, ni la ropa, ni ese coche, ni esta casa, porque quiero -por que siempre quise- algo más que no me diste? Y tu abultada cartera, fuente siempre surtidora de remedios materiales, nunca tuvo los billetes para comprar un solo minuto de tu atención necesaria, de tu tiempo fundamental para ocuparte de mí.

Pensarás que fui un buen hijo, ¡Claro! porque nunca te enterabas: ¿Sabes que troné en la escuela, que termine con mi novia y corrí una borrachera en antros de mala nota, que probé la marihuana, que hacia pinta en el colegio, o que le robé a mama? No, no lo sabes, nunca hubo tiempo de pensar en cosas triviales; total, dices que “los adolescentes somos traviesos y flojos, pero que al hacernos hombres enderezamos los pasos”

¡Te equivocas no era el caso! y toda mi rebeldía era un grito de llamada al que nunca respondiste, el quizá tu ni oíste… Y si tú me preguntas en que punto me fallaste, solo podría responderte: ¡Me faltaste! Pero ¿para que le sigo? Ya no es hora para quejas. Faltó… lo que me hizo falta, ¿Qué, que voy a hacer? ¡Quien sabe! ¿Qué a dónde he de ir? ¡No importa! ¿Qué de donde hallaré el dinero para pagar esta vida a la que me has acostumbrado? No puedes creer que viva sin aire acondicionado, sin vehículo a la puerta, sin “feria” para la disco, sin las chicas, sin las fiestas, sin un padre involucrado en industrias y otras empresas, que es importante en política y que frecuenta altas esferas.

¿Qué no he de vivir sin todo esto? ¿Qué así mi vida esta hecha? ¿Y quién dijo que era vida la estancia en estos salones de los que sales y entras, donde nunca puedo verte ni decirte: “Papi hoy si te quedas”? Nunca he vivido en tu casa, nunca ha sido vida ésta. Ahora es que voy a vivir fuera de aquí, lejos de aquí, sin la esperanza de que un día vengas a mi…y nunca llegues.

Me voy padre, tus negocios en inversiones de amor se han ido a la bancarota y declaras la quiebra en el comercio de mi amor. Pagaste caro y seguirás pagando, y hoy pierdes casi toda la inversión. Pero si sacas en venta los pocos bienes que quedan, para salvar el negocio, ¡me propongo como socio! Y atiende bien a mi oferta que no habrá mejor postor. Yo te compro para padre, el tiempo que no tuviste para dárselo a tu hijo. Te lo compro todo, para gozarlo, todo ese cariño inútil que nunca supiste usar. Pagaré bien por tu risa, por tu palabra, por tu sonrisa, y pagaré más por tu caricia, tu preocupación, tu celo, tu cariño y por tu amor. ¡Te los compro!, ¡Te los compro todos!, y aunque no se bien de finanzas, podré ser un buen comprador.

Y si te vendes para padre, ¡YO TE PAGO MI CORAZÓN!.



lunes, 8 de agosto de 2016

EL ARBOL DE LOS PROBLEMAS

La historia de un carpintero que tuvo un día lleno de problemas, pero que al final de la jornada pudo darle una invaluable lección a un granjero, con su ARBOL DE LOS PROBLEMAS...

Un hombre después de pensarlo se decidió a reparar una vieja casa que tenía en una granja. Entonces, contrató a un carpintero que se encargaría de todos los detalles logísticos de restauración.

Un día decidió ir a la granja, para verificar como iban todos los trabajos. Llegó temprano y se dispuso a colaborar en los quehaceres que realizaba el carpintero. Ese día parecía no ser el mejor para el carpintero. Su cortadora eléctrica se había dañado, haciéndole perder dos horas de trabajo. Después de repararla, un corte de electricidad en el pueblo le hizo perder dos horas más de trabajo. Tratando de recuperar el tiempo, partió dos cierras de su cortadora. Ya finalizando la jornada, el pegamento que disponía no le alcanzaba para mezclar su fórmula secreta de acabado.

Después de un día tan irregular, ya disponiéndose para ir a su casa, el camión se le negaba a arrancar. Por supuesto, el dueño de la granja se ofreció a llevarlo. Mientras recorrían los hermosos paisajes de la granja, él iba en silencio meditando. Parecía un poco molesto por los desaires que el día le había jugado.

Después de treinta minutos de recorrido llegaron a la casa del carpintero, y de sorpresa lo invitó para que conociera a su familia. Mientras se dirigían a la puerta, el carpintero se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, de color verde intenso y por demás hermoso. Tocó varias ramas con sus manos, mientras admiraba sus preciosas hojas.

Cuando abrió la puerta, ocurrió una sorprendente transformación. Su bronceada cara estaba plena de sonrisas y alegría. Sus hijos se lanzaron sobre él, dando vueltas en la sala. Le dio un beso a su esposa y lo presentó. Le invitó un refresco y una suculenta empanada. Ya despidiéndose, lo acompañó hasta el auto.

Cuando pasaron nuevamente cerca del árbol, la curiosidad fue grande y le preguntó acerca de lo que había visto hacer un rato antes. Le recordó su conducta con el árbol.

¡Ohh!, ese es mi árbol de los problemas, contestó.

Y luego procedió a explicar y dijo: sé que no puedo evitar tener dificultades en mi trabajo, percances y alteraciones en mi estado de ánimo. Pero una cosa si es segura: Esos problemas no pertenecen ni a mi esposa y mucho menos a mis hijos. Así que simplemente los cuelgo en el “árbol de los problemas” cada noche cuando llego a casa. Luego en la mañana los recojo nuevamente, porque tengo que solucionarlos. Lo divertido es, dijo sonriendo el carpintero, que cuando salgo en la mañana a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior.

El dueño de la granja se subió a su auto, meditando sobre la estrategia del carpintero para ser más feliz y evitar contaminar el hogar con los problemas laborales. Entonces se dijo, valió la pena el paseo de hoy.

Llegó a la granja y se dispuso a seleccionar su árbol de los problemas. Y desde entones cada vez que llegaba a su hogar ya saben lo primero que hacía.

Tenemos que saber que el mundo sólo se puede captar mediante la acción y no la contemplación. El impulso más poderoso, en el ascenso del hombre, es el placer que le produce su propia habilidad. Gocemos haciendo lo que hacemos bien, y habiéndolo hecho bien, gocémonos haciéndolo mejor y lo que no sabemos aprendámoslo y gocemos aprendiendo y luego seremos mejores porque habremos aprendido con gozo”.

domingo, 7 de agosto de 2016

LA INJUSTICIA

La conmovedora historia de un hombre, encarcelado injustamente, que tiene la capacidad de visualizar en la injusticia, un motivo para continuar y ser mejor...

Ella, su madre, contemplaba con infinita tristeza a su hijo, era día de visita y a los reos se les permitía una breve entrevista, el hombre maduro, detenido injustamente, tenía ya varios meses en la cárcel, era una celda inmunda llena de ratas, moscos, arañas, sin ventanas con un calor agobiante y húmedo, ella veía ahora a un hombre que día a día se deterioraba más, los colores se le habían escapado del rostro, la piel mostraba erupciones purulentas, pero la más profunda herida era la injusticia que lo sumergía en una profunda depresión y en ese momento frente a frente con el ser que más amaba, él exclamó:

- ¿Por qué? ¿Por qué yo?

A lo que ella simplemente y en tono de consuelo contestó:

- Así lo quiere DIOS

Y su hijo respondió:

- ¿Acaso DIOS desea el mal, la injusticia y el sufrimiento de sus hijos? No madre, así no es, si algo me lastima profundamente es ver sufrir a mis hijos como seguramente tú ahora lo sientes. Creo sinceramente que DIOS sufre conmigo, y su dolor ha de ser tan profundo no sólo por mí que soy solamente uno más entre millones de víctimas de la injusticia y la maldad que es obra exclusiva de seres humanos depravados y sin valores.

El mal existe para que surjan guerreros que venciéndolos nos lleven a un mundo más humano y justo, creo madre que debemos pedir perdón a DIOS pues con el también cometemos la misma injusticia que han hecho conmigo, él nunca tiene ninguna responsabilidad de lo que a mí me sucedió, esto es obra de los seres humanos, no de DIOS.

El infierno existe y está en las cárceles, en los asilos de viejos abandonados, en los leprosarios, en los muladares en donde se violan a seres inocentes, en tugurios donde se drogan hasta convertirse en masas babeantes y sin razón, cuando existen niños que por no tener unos cuantos centavos se quedan ciegos para siempre; sí, existe el infierno, en la guerra fratricida, en la mutilación de seres humanos, cuando una madre sin sentido abandona a sus hijos, cuando un depravado viola a un pequeño; sí, el infierno existe y lo más impresionante es que lo hemos creado los propios hombres y mujeres sin escrúpulos, por ambiciones y codicias bastardas y como nosotros lo hemos creado solamente a nosotros corresponde destruirlo.

El mal nos debe impulsar a la evolución, nos muestra nuestras propias equivocaciones, así el mundo ha avanzado venciendo el absurdo que los seres humanos hemos creado. ¿Por qué yo? Te pregunté hace un momento y creo que encontré la respuesta; para que esta amarga experiencia se convierta en fuerza, la adversidad en aliento, lo negativo en positivo... Está en mí, la decisión de convertirme desde ahora en un guerrero de luz para contribuir a que los infiernos desaparezcan y aportar mi vida para construir un mañana en que la justicia y la bondad sean las estrellas que conduzcan nuestro existir, entregando a DIOS al momento de morir mi pequeña contribución en la grandeza de su creación...

“Tal vez tú no te encuentras en esta cruda situación, pero con seguridad atraviesas varias pruebas en tu vida que te hacen daño, depende de tu actitud para que puedas convertir la injusticia en un motivo para continuar y ser mejor. La circunstancia de hoy no debe determinar tu futuro, tienes la opción de decidir y convertir el daño y la injusticia, en los impulsores de tu Triunfo..."

Magali eres mi abundancia de vida.
nagorito.52.

sábado, 6 de agosto de 2016

PASION DE VIDA


La vida es un destino

lleno de rigor,

duerme pintada oscura,

y como una musa,

recita sus cantares

a los cánticos del viento,

y desde su valle

fluyen tantas ilusiones,

que unas pasan

por las mareas del olvido,

y otras tientan

mi soberano aliento,

así camino entre sueños,

y prendido en su luz,

me entrego risueño

al placer y sus tristezas,

bailando taciturno

con aires de libertad,

porque hora tras hora

avanza el tiempo,

filtrándose en mi arena.

miércoles, 3 de agosto de 2016

EL OBSTACULO EN EL CAMINO.

Una piedra en el camino... Un obstáculo que resolver... Una lección para aprender...

Hace mucho tiempo, un rey colocó una gran roca obstaculizando un camino. Entonces, se escondió y miró para ver si alguien quitaba la tremenda roca.

Algunos de los comerciantes mas adinerados del rey y cortesanos vinieron y simplemente le dieron una vuelta.

Muchos culparon al rey ruidosamente de no mantener los caminos despejados, pero ninguno hizo algo para sacar la piedra grande del camino.

Entonces un campesino vino, y llevaba una carga de verduras. Al aproximarse a la roca, el campesino puso su carga en el piso y trato de mover la roca a un lado del camino. Después de empujar y fatigarse mucho, lo logró.

Mientras recogía su carga de vegetales, el notó una cartera en el piso, justo donde había estado la roca. La cartera contenía muchas monedas de oro y una nota del mismo rey indicando que el oro era para la persona que removiera la piedra del camino.

El campesino aprendió lo que los otros nunca entendieron. Cada obstáculo presenta una oportunidad para mejorar la condición de uno.

El consejo de la historia:
¡Mira cada obstáculo como algo que debe ser resuelto!