viernes, 20 de noviembre de 2015

LA ALEGRIA DE SER CATOLICO.


El Papa Francisco ha preguntado al mundo: ¿Qué estoy haciendo yo para comunicar a los demás la alegría del encuentro con el Señor, la alegría de pertenecer a la Iglesia? ¡Proclamar y dar testimonio de la fe no es una cuestión de unos pocos, se refiere también a mí, a ti, a cada uno de nosotros!".

Los católicos en Chile hemos oído el llamado del Papa Francisco y por eso este sábado 21, a las 12:00 hrs., "La alegría de ser católico" copará la Alameda de color, alegría y paz. Será una caminata desde la Plaza Italia hasta la iglesia de San Francisco, donde toda la ciudadanía tiene cabida. La invitación es a la gente a salir a la calle a demostrar nuestra fe y nuestra alegría por ser católicos y porque queremos vivir en un país y en un mundo más tolerante, más respetuoso y en paz, tal como Jesucristo nos enseñó.

Hemos visto en los últimos días imágenes que nos llegan de Europa y Medio Oriente que nos han conmocionado profundamente, hechos violentos engendrados en la discriminación, la exclusión, la marginación, la vulneración y en el desamor. El rostro de niños, niñas, hombres y mujeres abatidos por el sufrimiento, la intolerancia y la violencia han copado los titulares y han traspasado la frontera de las razas, las creencias, las religiones y los estilos de vida. Esto lleva a preguntarnos: ¿Qué estamos haciendo para alcanzar una sociedad más solidaria, igualitaria, respetuosa y tolerante? ¿Qué hacemos en nuestras familias, con nuestros amigos, con nuestros compañeros de trabajo, con nuestros vecinos para convivir con respeto, cordialidad y tolerancia?

Ignacio Leiva
Danae Navia
Víctor Ramírez
Orfelina Sepúlveda
Grupo de Voceros La Alegría de Ser Catól

miércoles, 18 de noviembre de 2015

MITOS Y FALSEDADES SOBRE LA ARAUCANIA,

Su tesis de trabajo en torno a la historia araucana se sustenta en una investigación difícil de desmentir toda vez que está realizada con metodología científica que no permite interpretaciones antojadizas de las fuentes...

Una reciente publicación del historiador Sergio Villalobos, Premio Nacional 1992, en torno a la historia del pueblo araucano, vuelve sobre un tópico en el que ha sido insistente: la tergiversación del pasado de dicho pueblo que ha venido realizando el movimiento indigenista que busca reivindicar una supuesta deuda histórica de la nación chilena con el mundo mapuche.

Hay en este trabajo del investigador un planteamiento teórico y metodológico que busca situar los hechos largamente estudiados por él en una nueva perspectiva, aquella que entrega el concepto -de aplicación universal- de "historia fronteriza", en donde el choque de dos culturas diferentes durante largo tiempo origina un proceso de transculturación que afecta a ambas partes, produciéndose una asimilación de mutuo beneficio, que va desde lo más doméstico a lo más significativo. Unas relaciones fronterizas que muestran que, para el caso del choque entre españoles y araucanos, la guerra fue solo uno de los muchos tipos de intercambio que existieron, no siendo tampoco más relevante que el comercio, el mestizaje, el idioma, la industria y los múltiples usos y costumbres que se fueron entrelazando durante siglos.

Particular hincapié hace Villalobos en denunciar la mitología que se ha tejido en torno a la Guerra de Arauco -a partir del poema épico de Ercilla, principalmente-, como un evento que habría ayudado a formar el concepto de una supuesta "raza guerrera", algo que otorgaría cierta excepcionalidad antropológica al pueblo araucano o mapuche. Un mito que incluso se ha extendido, erróneamente según el historiador, hacia el discurso nacional chileno en todos sus niveles.

El historiador denuncia, por otra parte, el uso abusivo que se hace hoy de vocablos como "Estado" para hablar de la organización social de los araucanos al momento de la llegada de los españoles, y de las palabras "libertad" e "independencia", con que eran tratados y definidos, luego de la conquista, por diversos textos jurídicos de la corona española y actos del gobierno local. Se los interpreta hoy, por diversas corrientes indigenistas, de manera ideológica con una intencionalidad que nunca tuvieron, pues se trata de conceptos cuyo significado actual es muy distinto al de hace tres o cuatro siglos.

El esfuerzo desmitificador constante de este historiador en un tema tan sensible, a veces realizado con vehemencia, ímpetu y arrebato, le ha acarreado impopularidad en algunos sectores y lo sitúa a contrapelo de corrientes de opinión dominantes que ha logrado capturar el discurso indigenista. Pero su tesis de trabajo en torno a la historia araucana se sustenta en una investigación difícil de desmentir toda vez que está realizada con metodología científica que no permite interpretaciones antojadizas de las fuentes.

CUAN BUENO ERA MI METRO.


Nicolás Luco
pone el grito en el cielo por los cantantes, pero de todo hay en el Metro del Señor. Es raro el día en que uno no se encuentre con vendedores de helados, de agujas para ciegos, de gomitas de eucaliptus...

En una epístola aparecida en este mismo diario, mi dilecto amigo Nicolás Luco se queja, con razón, de la música estridente que por estos días campea en los vagones del Metro. Para colmo de males, algunos intérpretes se acompañan con altoparlantes, lo que hace imposible concentrarse en la lectura o ensimismarse en los propios pensamientos. Sé de un señor que, para leer tranquilo una buena novela, ha viajado desde Maipú hasta Puente Alto, y ha vuelto feliz de la vida porque nadie lo privó de placer tan íntimo y exquisito.

Nicolás Luco pone el grito en el cielo por los cantantes, pero de todo hay en el Metro del Señor. Es raro el día en que uno no se encuentre con vendedores de helados, de agujas para ciegos, de gomitas de eucaliptus...

Leo en la estación Irarrázaval las normas de seguridad que rigen, por Decreto Supremo de 1975, en la Red Metro. No veo una prohibición tajante para los músicos, pero en el segundo punto dice que los pasajeros deben respetar estas normas, "evitando realizar actos que perjudiquen el buen servicio, que sean contrarios a la moral o las buenas costumbres o que pongan en riesgo a terceros, como asimismo utilizar los servicios de transporte de cualquier forma que genere incomodidades, molestias o dificulte el uso del servicio a otras personas". ¿Habrá leído alguien estas normas? Qué importa... Mi amigo Luco es la voz del que clama en los andenes. A los otros pasajeros les da lo mismo. Con los audífonos en sus oídos escuchan sus propias melodías y no advierten que la bulla marcha sobre rueda