lunes, 7 de diciembre de 2015

Perdimos


"Las fallas policiales y políticas, sin embargo, no esconden la culpabilidad de los dirigentes del fútbol. Los cambios en los reglamentos han tendido siempre a evitar las sanciones a los clubes cuyas barras provocan los desmanes..."

Aldo Schiappacasse

Fracasó, y rotundamente, el Gobierno. Sus modificaciones a la Ley de Control de la Violencia en los Estadios nacieron muertas y no produjeron un cambio porque no atacaban el problema de la manera correcta. El Plan Estadio Seguro es verborragia innecesaria y vana y el enfoque no solo es equivocado, sino además irritante por su obsesión con las definiciones y los detalles, olvidando los temas de fondo. Ayer, en el Estadio Elías Figueroa, quedó en claro que por más requisitos que se soliciten para los partidos de estas características, las fallas se producen por la inoperancia y la ingenuidad de quienes deben implementarlas.

Por eso las fuerzas policiales han dado una nueva y evidente demostración de su fracaso. La tardía reacción en Playa Ancha no tiene explicaciones ni atenuantes, y pone en evidencia una planificación que es de reacción y no de prevención. La policía ha sido una víctima más de las barras y debe asumir la increíble precariedad de sus procedimientos. Si alguien perdió esta guerra en las trincheras, en la calle y en los hechos son los carabineros, que se esmeraron para hacerles más difícil la asistencia al estadio a los buenos hinchas, pero jamás frenaron la raíz del problema. Ayer, en el primer balance policial -una hora y media después del partido- había cuatro detenidos.

Las fallas policiales y políticas, sin embargo, no esconden la culpabilidad de los dirigentes del fútbol. Los cambios en los reglamentos han tendido siempre a evitar las sanciones a los clubes cuyas barras provocan los desmanes. No hay, en la estructura de nuestras sociedades anónimas hoy, nada que los haga responsables de los actos de sus hinchadas. Y, lo que es peor, el diagnóstico directivo siempre es el mismo: son delincuentes que operan al margen de las instituciones, y mientras esa sea la postura, la solución estará cada vez más lejana.

Luego de los incidentes, en Valparaíso y en Santiago, llegaron rápido a la solución de siempre: hay que evitar la hinchada visitante. Luego vendrá una solución más radical: hay que evitar las hinchadas, jugar solo para la televisión, que les va a evitar problemas y les va a entregar el mismo dinero. Decirles ineficientes sería poco, porque han escondido sus faltas escondidos en faldas ajenas.

Pero la mejor demostración de que esta guerra ya está perdida la dan los jugadores y los cuerpos técnicos. Después de ganar el torneo sin jugar, después del último arrugue de la Universidad Católica, no hubo ni un solo reproche, lamento o queja de los jugadores de Colo Colo, que festejaban en el estadio, casi como un desafío ante la inoperancia de sus rivales, las críticas de la prensa y la sensación de que eran víctimas de una conspiración.

Porque los verdaderos protagonistas del fútbol -los que juegan, lo planifican, lo definen- ignoran, despreocupados, que el espectáculo lindo, luminoso, familiar y apasionado que todos quisimos se murió hace rato. Esta guerra la perdimos, de manera total y dolorosa, hace mucho rato. Asumirlo sería más valiente y productivo. 

jueves, 3 de diciembre de 2015

NO NECESITAMOS JOVENES PERFECTOS PERO SI CON MORAL


La moral se está perdiendo porque la sociedad no la exige. No permitas que tu hija crezca sin ella, porque la vida sí la demanda.

Denhi Chaney

Cuando yo era adolescente mi mamá me decía que, cuando ella era joven, muchos de los problemas que yo enfrentaba no eran tan nocivos. Por ejemplo, me decía que no conocía a nadie que usara drogas, y aunque sabía bien que existía el sexo antes del matrimonio, la mayoría de las jóvenes decidía abstenerse y por ende no conocía a nadie que hubiera tenido un embarazo a tan temprana edad. No existía la pornografía en una pantalla, y tampoco se hablaba tanto de la adicción. Los tiempos han cambiado, y aunque las cosas estaban complicadas cuando yo era adolescente, las adolescentes de hoy en día enfrentan situaciones todavía más difíciles.

La sociedad está cambiando y no del todo para bien. Ahora se acepta, y hasta se valora, la liberación sexual, el uso de drogas, el que la mujer no sea delicada, sino que se exprese a través de groserías o vulgaridades. Es mi opinión que tenemos la responsabilidad como madres enseñarle a nuestras hijas que los principios morales nunca pasarán de moda, y que son estos valores los que llevan a la felicidad y estabilidad tanto del núcleo familiar como de la sociedad en sí. A continuación te presento algunos de estos valores que estamos olvidando y que necesitamos recuperar desesperadamente.

1. El decoro y la modestia

Parece ser que entre más enseñas, más mujer eres. No entiendo esta percepción ya que mujer de verdad es aquella que valora su cuerpo; es aquella que sabe no se le da libremente al primero que toca la puerta. Mientras creo que es importante mencionar que claro como mujeres somos seres sexuales también, pero esta sexualidad se solía mostrar solo cuando existía la promesa de siempre, y el deseo de estar juntos ante la ley y ante Dios. Enseña a tu hija a no dejar la modestia ni el decoro de lado, enséñale que la promesa de siempre no es una fantasía sino una realidad para aquellas que lo buscan y lo exigen de quien toca su puerta.

Relee: El efecto bikini en la mente de los hombres. Cosas que toda mujer debería saber.

2. Lo que significa ser femenina

Parece que hoy día, mientras más violenta y más agresiva mucho mejor. No quiero decir que una mujer no debe de tener ninguna de estas características ya que existen situaciones en donde estas no solo son buenas, sino que necesarias. Pero lo que sí quiero decir es que estas cualidades están suplantando a las características que se consideran femeninas tales como: la ternura, el cuidar de niños, la sensibilidad, sentir emociones, la delicadeza entre muchas otras que deberíamos de sentirnos orgullosas de tener. Enséñale a tu hija que estas características son lo que la hacen diferente de un hombre, que son preciadas, deseadas, y necesarias en esta sociedad.

Relee: Femenina o feminista. ¿Tienes que escoger?

3. La mujer no solo vale por su cuerpo

Me cuesta decirlo, pero la realidad es que las mujeres aceptan de conformidad lo que la sociedad ofrece como suficiente: lo único que importa es tu cuerpo; tu capacidad de ser sexual es tu característica más deseada; un hombre no necesita ofrecerte nada especial para compartir con él algo tan especial y sagrado. Éstas y otras ideas que hacen ver a la mujer como un objeto, me hacen decir: "¡Suficiente!" No permitas que tu hija se conforme con la imagen que le dictan los medios. Es necesario que sepa su valía y que no se conforme con nada menos.

Relee: Si una voz interna te dice que no eres suficientemente bella, tienes que mirar este vídeo.

No necesitas preocuparte que tu hija sea perfecta. La sociedad no necesita perfección, pero sí muchas mujeres con valores altos, con valores que estén en cimientos firmes, ya que lo tú le enseñes tendrá un impacto en generaciones por venir.